Sobre las dictaduras, Don Buca y Guillermo Lasso

Pero me parece que, en Cien Años de Soledad, Úrsula Iguarán se da cuenta que la historia es circular en el preciso instante en que escucha a uno de los Aurelianos divagar sobre el mismo proyecto delirante que décadas anteriores había absorbido a su su bisabuelo, José Arcadio Buendía. Entonces lo entendió: el tiempo da vueltas en redondo. Yo lo percibí claramente ayer, cuando el Presidente Rafael Correa apareció en cadena nacional para plantear una consulta popular que en los efectos prácticos parece destinada a torpedear la candidatura de Guillermo Lasso al prohibir que un ecuatoriano que tengas bienes en el exterior, en algún país considerado paraíso fiscal, pueda ejercer como dignatario, incluso aún si lo ha elegido el pueblo.

Yo no veía algo similar desde la década de los setenta del siglo pasado, cuando la dictadura militar incluyó una transitoria en la ley de elecciones para impedir que los hijos de extranjeros sean candidatos a la Presidencia de la República, con el objeto de evitar que Don Assad Bucaram, entonces el político con mayores opciones de acceder al poder cuando se convocaran a comicios. Mucha agua ha corrido desde entonces, pero nunca más, a nadie, se le había ocurrido otra vez la idea de utilizar las instituciones del Estado para legislar con dedicatoria e impedir que un ecuatoriano pueda participar libremente en elecciones, y acceder al poder como se llega en democracia.

Que el objetivo principal de la consulta es Guillermo Lasso no hay duda. Primero porque es público, desde hace años, que el principal del Banco de Guayaquil es también accionista de Banisa, una institución bancaria con sede en Panamá. Es cierto que según revelaron los Papeles de Panamá, también el Fiscal General de la Nación tiene una empresa domiciliada en ese país, y que es propietaria de la casa donde el Fiscal vive en Quito. Y que según la prensa oficial, el alcalde de Guayaquil, Jaime Nebot, también es propietario de acciones de compañías radicadas en el Istmo. Pero ni Jaime Nebot y ni Galo Chiriboga serán candidatos en las presidenciales de 2017. De tal manera que la dedicatoria luce obvia. Si hubiera que ponerle nombre a la consulta anunciada ayer por el Presidente Correa, deberíamos llamarla la Consulta Lasso.

Sin embargo, lo que más llama mi atención es que el Presidente Correa parece estar seguro de que Lasso ganará las próximas elecciones. En principio, si la pregunta propuesta por el régimen fuera aprobada en consulta popular, nadie estaría impedido de participar como candidato, pero en el lapso de un año, todo aquel que hubiera sido elegido, tendría que deshacerse de los bienes que tuviera en paraísos fiscales. Si Correa no estuviera seguro de que el ganador será Lasso, si creyera que los candidatos de Alianza PAIS ganarán los comicios presidenciales y las curules legislativas, ¿qué sentido tendría entonces la consulta?

Ninguno. Porque en realidad se trata de una maniobra electoral, sin más sentido que la de apuntalar la propaganda, basada en la falsedad de que el candidato de CREO ha aparecido en los Papeles de Panamá cuando en realidad es dueño de un banco en ese país, un hecho que ha sido público desde de que esa entidad se inauguró hace ya varios años. Tampoco tenía ningún sentido la prohibición a que Don Buca sea candidato presidencial, y lo que provocaron los dictadores fue que su partido, el CFP, barriera en el 79, y que años después su estirpe conquistara el poder. Los únicos que en realidad desaparecieron de la faz de la Historia fueron los dictadores. Y volverá a ocurrir, porque, como ya lo dije desde el inicio, el tiempo da vueltas en redondo.

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