Deux ex Machina

Ricardo Noboa
Guayaquil, Ecuador

Acá fue el dólar, el año 2000. De pronto, y a pesar de que todo el mundo lo suponía, apareció oficialmente el dólar y le dio un giro radical a la economía. La inflación bajó abruptamente. Las devaluaciones desaparecieron. El poder adquisitivo mejoró. El dólar fue “el artefacto” que le dio un giro radical a la economía nacional.

Parece ser que algo parecido necesita América Latina para romper ciertas ataduras, ciertos nudos gordianos que no logra cortar de un tajo y la siguen atando a los anacronismos que no le permiten despegar del todo. Lo de Perú, por ejemplo, es surrealista. Kuczynski destituido. Fujimori indultado y luego “desindultado”. Keiko presa por lavado. Alan García ha pedido asilo en el Uruguay. Alejandro Toledo vive en Estados Unidos pendiente de una eventual extradición. Ollanta Humala estuvo preso y continúa investigado. Y sin embargo la economía sigue estable.

Los índices no varían mayormente, la confianza tampoco. Empresarios ecuatorianos prefieren, en algunos casos, invertir en Perú que acá. El terremoto político no parece haber afectado los pilares de la economía peruana, sustentados, aunque parezca mentira y lejano, en el programa de gobierno de Fujimori, basado en la propuesta de Vargas Llosa de 1.990, cuando el Frente Democrático perdió frente a Cambio 90.

Colombia también vive ciertos temblores políticos. El recién nombrado Néstor Humberto Martínez, Fiscal del Estado, está envuelto en las dudas luego de los audios revelados por el hoy fallecido Jorge Enrique Pizano, sobre las coimas de Odebrecht, que sigue extendiendo su manto corruptor sobre Latinoamérica. Y el Fiscal cuenta con el respaldo incondicional del Presidente Duque. Sin embargo la economía colombiana se mantiene estable, arropada sin duda por ese “Fort Knox” blanco que constituyen los ingresos de la droga. Algo que no gusta oír, pero que es cierto. A Perú y Colombia lo sacuden los líos políticos habituales, pero la economía no sufre sus embates.

En cambio, Argentina se debate en un mar de dudas. En lo político Macri ha hecho lo correcto: levantó la alfombra que cubría los escándalos de Cristina, dejó actuar a la justicia, permitió que la prensa denuncie sin tapujos y con entera libertad hasta llegarnos a enterar de los sacos de dinero escondidos en un monasterio y los apuntes en los cuadernos de Oscar Centeno, que al final no resultaron ser tales pero que sirvieron para seguir enredando a la ex Presidenta en el laberinto de corrupción que tejió con su esposo Néstor en los largos 12 años de kirchnerismo. En lo económico no. Llegó como liberal pero terminó actuando como peronista. Y no hizo lo que debió hacer. Haciéndole caso a consejeros populistas, que viven para las encuestas y “para el día siguiente”, ha tardado tanto en hacer lo que debió que luce complejo que hoy lo pueda hacer.

Y finalmente nosotros. Porque Chile no cuenta, al ser un país del primer mundo, en lo político y económico. Pronto ni visa van a necesitar para ir al norte. Tampoco cuentan los estados fallidos de Cuba, Nicaragua y Venezuela, de donde la gente se va para no volver. En cambio nosotros, que al igual que Macri, hemos hecho ciertos deberes en lo político respetando la libertad de prensa y dándole alguna independencia a la justicia, no podemos virar la página de lo económico. Si no tuviéramos el dólar, quien sabe donde estaríamos. En la década de Correa la desconfianza lo hubiera llevado a cifras inimaginables.

En definitiva, desde una orilla ideológica distinta a la de Macri, el Gobierno adolece de la misma parálisis. Simplemente porque nos negamos a aceptar la realidad por miedo a la protesta, realidad que pasa por la sinceración de los precios. Los subsidios ahogan la economía. Y la reducción del gasto es siempre floja y lenta. Y el gobierno tiene, pese a que no lo dice, temor a despertar el discurso populista e irresponsable del que se fue, el cual ante medidas económicas complejas pero responsables, puede capitalizar el descontento. Pese a que él sea el responsable de estas medidas.

Aunque hoy se encuentre políticamente proscrito por la consulta popular y judicialmente procesado por plagio, los temores existen. Y deberían venir mas procesos: por el campo Singue, por el 30 S, por el caso Gabela, por la renegociación de la deuda, por la preventa del petróleo, es decir, le tocan como cien años de cárcel realmente. Lo político, entonces, bien. Mientras tanto, la economía no avanza.

El titulo de este articulo viene del teatro grecorromano. En lo moderno “Deux ex machine” significa la ocurrencia de algo impensado que aparece de pronto y ayuda a resolver y terminar graves problemas. Como fue el dólar en el 2000. Como quisiéramos que algo aparezca ahora.

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