Julio César Trujillo, un verdadero referente

Alberto Molina

Alberto Molina
Guayaquil, Ecuador

De honestidad, probidad, dignidad, desprendimiento, valentía, honorabilidad y faltan palabras para con justicia, hablar de un patriota como es el Doctor Julio César Trujillo Vásquez. En sus casi nueve décadas de existencia, ha trajinado en nuestra atribulada historia como un verdadero Quijote, jamás se arredró ante la amenaza, el insulto procaz, la cárcel, el destierro, siempre se levantó altivo.

Jamás desmayó en su lucha en defensa de los pobres, campesinos, obreros, trabajadores e indios; asumió muchas responsabilidades como un verdadero deber cívico.

En la Comisión Nacional Anticorrupción luchó como un titán frente a uno de los males que ha hecho metástasis en el cuerpo social del Ecuador: la corrupción.

Frente a su última tarea, como presidente del Consejo de Participación Social y Control Social Transitorio; luchó a brazo partido para devolverle al país la dignidad y el decoro. Con todos los riesgos, logró restañar las profundas heridas que le había infligido, el Gobierno de Rafael Correa, a nuestra querida Patria.

Está ya su nombre y su figura de ecuatoriano respetado y admirado, en lo más alto del pedestal de la historia de nuestra Patria. Los ecuatorianos de bien, que amamos la paz, la democracia, las libertades y la justicia, seguiremos la senda trazada por el Doctor Trujillo.

El día muere, el sol se oculta, la sombra del Doctor Julio César Trujillo, se agiganta. El Ecuador le dice a ese patriota, paradigma del estadista de honor: GRACIAS.

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