¿Un pendejo con suerte?

Raúl Andrade Gándara
Rochester, Estados Unidos

La verdad hay que tener suerte en la vida. Llegar a la presidencia de un país sin saber nada de lo que ha pasado o está pasando en él es algo que no sucede a menudo.

Eso solamente pasa con los predestinados. Porque se necesita una gran intervención de la diosa vendada para retirarse algunos años en la hermosa Suiza sin ostentar cargo diplomático alguno pero con todos los gastos pagados, lograr que la familia goce de un bienestar económico nunca antes alcanzado, sin estar enterado de las vicisitudes que acontecían en su país de origen, de las penurias fiscales que obligaban a su ex-binomio a raspar la olla de las arcas fiscales, para posteriormente apoderarse del dinero de todos los ecuatorianos para pagar su endeudamiento sin límites y rodeado de secretos. Qué suerte tuvo el lcdo de no haber tenido un amigo que le cuente cuáles eran las verdaderas intenciones de Don Correone, los rumores cada vez más fuertes de corrupción y abuso de poder a cargo de sus coidearios, a pesar que era ya vox populi.

Llegar así, ciego, a sentarse en la “mesa servida”, para tener que recular después de varios ministros de Finanzas inútiles, de respaldar a una canciller vanidosa e inoperante, experta en trampas de cachinera, y para no resentirla por su incondicional apoyo tener que conseguirle una beca dorada a costo de los contribuyentes, es algo que sólo sucede a alguien con una suerte extraordinaria para defenderse de las minas que enterraron sus enemigos.

Descubrir que una gran mayoría de sus antiguos colaboradores y amigos “han sabido ser” unos pillos redomados fue seguramente un duro golpe para un hombre impoluto y poco enterado de los turbios manejos que se gestaron a sus espaldas. También es entendible pero preocupante que, por delicadeza,  haya preguntado de donde salían los fondos inagotables que financiaban las campañas de todos los miembros de su partido y la suya propia, para no desencadenar las furias de Don Correone.

De igual manera, habrá sido angustioso el mirar que la candidatura de su oponente tenía un apoyo sólido que se reflejaba en las encuestas independientes, porque el país que le pintaron no era tan idílico como creía. Probablemente, habrá tenido que escuchar los interminables monólogos del infalible diciendo que la victoria estaba garantizada, que Glas era el candidato de las bases para la vicepresidencia, y un candado para tantos negocios en los que el único al que le hacían “ el chino” era al país.

Quizás, en algún periódico que escapó de la estricta vigilancia de sus asesores, se enteró de la existencia de una misteriosa lista que incriminaba a todo el mundo, pues por allí hizo alguna promesa de campaña en el sentido que se investigaría a Odebrecht desde su llegada al país, y no los últimos diez años, por rigor histórico. Seguimos esperando.

Muy difícil en realidad, al ser únicamente un candidato, exteriorizar su frustración por todo lo que relataban sus adversarios y algún coideario arrepentido.

Pero con su llegada al poder todos esos sinsabores se acabaron. Luego de dos años, Ecuador conoce la lista de Odebrecht, los aportes ilegales a las campañas electorales se conocieron por iniciativa propia y no por investigación de algún perverso periodista, los INAPAPERS fueron esclarecidos sin sombra de duda, pues sus amistades y su familia nada tuvieron que ver con ningún negocio estatal, y los responsables de la debacle de la economía y la moral ecuatoriana están todos presos, sin excepción ni fuga alguna pues la justicia actuó con celeridad y precisión.

No existe tema alguno represado en sus investigaciones, y el gobierno ha procedido a recuperar mediante decisiones drásticas pero necesarias los miles de millones de dólares que le fueron arrebatados. Se necesitaba decisiones nada más. De alguien sin ataduras ni compromisos con el pasado. Voluntad política.

¿No ha pasado eso ? ¿El anterior párrafo es falso? ¿Se cumplió a medias? Haga usted las cuentas estimado lector, y llegue a sus propias conclusiones. Si usted concuerda en que alguien que nos gobierna no puede hacerse el pendejo luego de dos años de mandato, tenemos que colegir que el pendejo no es él.

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