Simón Espinosa, el auténtico académico

Diego Montalvo

Quito, Ecuador

Muchas son las palabras que se necesitaría para describir la personalidad y el trabajo que caracteriza a Don Simón Espinosa Cordero. Es, indudablemente, uno de los hombres más notables de las letras nacionales. Ingresó en 2012 en calidad de Miembro Correspondiente a la Academia Ecuatoriana de la Lengua y apenas un año después, en el 2013, fue Miembro de Número de dicha entidad cultural (una de las más destacadas de la República). 

Como joven pude palpar de cerca el trabajo de este caballero a quien no le queda grande el título de “Don”. Simón Espinosa posee un peculiar sentido del humor muy particular (lamentablemente no comprendido por todos) y en cada entrevista en la que tuve la oportunidad de conversar con él siempre sacó el doble sentido y la ironía. Fue profesor de mi abuela en la Pontificia Universidad Católica del Ecuador y ella siempre me contaba anécdotas sobre su singular docente. Yo mismo recuerdo un episodio muy particular:

Necesitaba su testimonio para mi trabajo final de titulación como periodista de la UDLA el cual tiene por nombre Situación actual de la industria literaria en el Ecuador. Ese día iba acompañado de Andrés Navarro. Previamente le había dicho a Andrés “¿Quieres conocer a un gran personaje de la cultura nacional?” “¡Claro que sí!”, me respondió con mucho entusiasmo.

Ya en la casa de Simón Espinosa toqué el timbre y salió aquel insigne caballero. Como hacía frío, mi entrevistado traía una chaqueta de cuero negra y un pantalón cómodo. Al vernos nos saludó, le dimos la mano, uno después del otro. Claro, hubiera sería extraño hacerlo al mismo tiempo, ¿no? Caminamos hacia una cafetería pequeña cerca de su domicilio.

—¿Qué es lo que estudiabas, vos?— me preguntó con mucha amabilidad.

—Periodismo, Doctor Espinosa —respondí.

—Hmmmm —meditó al tiempo que metió las manos en los bolsillos. —¿Y, vos? —inquirió, esta vez dirigiéndose a Andrés.

—Periodismo… Doctor Espinosa —respondió él, un poco tímido.

Nos sentamos y luego nos brindó una taza de café.

—Las galletitas de aquí son deliciosas, comerán que están algo flaquitos —dijo nuestro interlocutor entre risas.

Charlamos de libros. A su memoria llegaban nombres y los lanzaba con la rapidez de una subametralladora. Simón Espinosa es un verdadero «disparaletras». Trazó una línea del tiempo desde su archivo de memoria entre las épocas de Federico González Suárez, Gabriel García Moreno, Eloy Alfaro pasando por los grandes narradores y literatos contemporáneos suyos como Antonio Sacoto, Renán Flores Jaramillo, Jorge Enrique Adoum, Alicia Yánez Cossío y Carlos de la Torre. Luego, entre ambos, recordamos la trayectoria de los personajes que conformaron la generación siguiente a la suya entre los que se destacan: Susana Cordero, Raúl Pérez Torres, Francisco Proaño Arandi, Simón Zavala, Fernando Tinajero, Raúl Velasco, Iván Égüez y Abdón Ubidia. Pasamos aprisa a los más nuevos: Rosalía Arteaga, Leonardo Valencia y Óscar Vela. Destacó la trayectoria literaria de María Fernanda Ampuero y Mónica Ojeda a quienes criticó por sus ideas feministas pero indicó que su obra es importante para la literatura nacional.

Simón Espinosa Cordero comprende el rol de la buena educación, es consciente de que un Plan Nacional de Lectura debe centrarse en trabajar desde los colegios para que se enseñe a los niños a escribir bien y leer en abundancia. Es muy crítico con el Estado por no aplicar las políticas públicas para mejorar los índices de lectura en el país. 

Su pluma periodística se alzó contra la tiranía correísta, fue presidente de la Comisión Anticorrupción del Distrito Metropolitano de Quito y posterior miembro de la Comisión Nacional Anticorrupción, siempre veló por la libertad de expresión y su incansable linchamiento a las injusticias sociales y políticas. No obstante su trayectoria literaria es la que más enfatizo de entre todas sus labores. Las columnas de opinión que redacta para diario El Comercio son verdaderas obras de arte. Para mí ha sido un verdadero maestro y mentor al que recurro siempre que quiero ver la situación actual del acontecer nacional desde una perspectiva más fresca. El 19 de febrero del año en curso, la Academia Ecuatoriana de la Lengua le realizó un merecido homenaje por su trayectoria y rol cultural.

Gracias, Doctor Espinosa, por las anécdotas, su iluminadora cultura (por la cual vale la pena que sea catalogado como un verdadero académico) y sus horas dedicadas a escribir. Sin nada de todo esto quizá nunca hubiera llegado hasta este este punto, ya que no hubiese descubierto mi propio norte.        

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