Necesitamos resiliencia

Maríasol Pons

Guayaquil, Ecuador

La calamidad en la que nos encontramos, además de lo doloroso y lo sorpresivo que es todo porque el virus tiene la característica de ser mucho más veloz que nosotros, nos permite conocernos mejor. El mundo interconectado vive una especie de hibernación, el impacto es en vidas, en lo social, en lo político y en lo económico. La desaceleración y el desgarrador impacto en vidas tiene a la población internacional bajo una fuerte prueba psicológica. Dentro de la parálisis suceden cosas, como por ejemplo: La semana pasada Estados Unidos inculpó por narcoterrorismo a Nicolás Maduro y ofreció una recompensa de 15 millones (por el Chapo ofrecieron 8.5 millones). Ojalá la ejecución del proceso sea lo más expedita posible, pues ese país necesita deshacerse de la pesadilla del Chavismo. Aunque nos desaceleramos, hay temas que no pueden esperar.

Una actitud que llama la atención en Guayaquil es la de la Alcaldesa Cynthia Viteri. Sobra redundar en la tristeza y la angustia que vive la población general, pero cabe hacer hincapié en la zozobra de los más vulnerables. ¿A qué apunta la alcaldesa con esa estrategia de confrontación continua hacia todas las medidas que no vienen del Municipio? ¿Qué información busca con el tono de sus preguntas? Nos informó que se contagió de Covid 19 luego del espantoso acto, casi vandálico, de tomarse la pista del aeropuerto de Guayaquil por la fuerza para que no aterrice un avión que venía de Europa con un permiso especial. La ciudad no necesita una alcaldesa que pelea por todo como si quisiera aprovechar el momento político para distanciarse del gobierno, lo que necesitamos es sumar esfuerzos y remar en el mismo sentido con los pocos recursos que hay contra esta crisis sin precedentes. No se trata de ser gobiernistas, se trata de hacer país y producir la mayor tranquilidad posible con acción prudente. Será mejor que ayude y comunique la ayuda, antes que preguntar qué pasa en la ciudad, lo segundo le es contraproducente.

También vimos el despropósito de un mensaje hecho por Janeth Hinostroza, que terminó por pedir disculpas sobre un “malentendido”, que parece que entendimos bien. Ya pasó, disculpas recibidas -dicen algunos en Guayas-. La lección termina siendo que las pasiones personales hay que guardarlas cuando la realidad del sufrimiento y desconcierto individual las vuelven tan poco importantes.

Y así, sobreviviendo, agradeciendo lo que hay y despidiendo con mucho dolor a quienes el virus se lleva, continuamos una semana más, donde ojalá, seamos estrictos y responsables en la prevención del riesgo. Necesitamos visión y resiliencia.

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