Credibilidad

Juan José Pons

Guayaquil, Ecuador

Los ecuatorianos vivimos una crisis de credibilidad que genera desconfianza y un entorno de caos y confusión.

La pandemia y las  tragedias sociales de salud pública y el desempleo generado por las medidas, necesarias, de cuarentena no son enfrentadas por las autoridades con medidas coherentes y firmes para resolver, o al menos enfrentar, estos gravísimos problemas que agobian a la ciudadanía.

La inexactitud de la estadísticas del contagio y los fallecidos, las discrepancias sobre las medidas a tomarse sobre la aplicación de los semáforos, las contradicciones y desmentidos sobre los vuelos humanitarios y el re inicio de los vuelos comerciales en Guayaquil, las permanentes denuncias de corrupción en el  sector de salud pública, IESS, Ministerio de Finanzas, Seguros Sucre, Secretaría de Riesgos, etc. son el macabro escenario en el que los ecuatorianos debemos vivir.

La negación de las organizaciones sociales y partidos de izquierda a la realidad indiscutible de que SIN DÓLARES NO HAY DOLARIZACIÓN insistiendo en la aplicación de medidas que, ellos saben, no son viables, solo por defender sus ideologías y sectarismo engañando al pueblo con su demagogia populista. Ellos tienen la obligación de responder  a esta pregunta ¿QUIEREN O NO QUE SE MANTENGA LA DOLARIZACIÓN EN EL ECUADOR? ¿QUIEREN SEGUIR RECIBIENDO DÓLARES POR SU TRABAJO O QUIEREN RECIBIR SUCRES?

Al grupo de actores de esta obra macabra debemos añadir a los protagonistas del Ejecutivo que anuncian con bombos y platillos medidas como el retiro de los artículos que generaban impuestos en la llamada LEY HUMANITARIA,  para que días después se anuncie que se volverá a incluir en el veto y luego en el mensaje a la nación se diga que se utilizará la facultad constitucional que sí tiene el gobierno para obtener los anticipos de esos impuestos. El artículo 165 de la constitución siempre estuvo ahí. ¿Por qué convulsionar el país creando impuestos en la ley?

Un país en crisis requiere de un liderazgo firme que aplique medidas claras que se ejecuten con autoridad y transparencia, sin trampas, sin mañoserías políticas ni cálculos electorales, sin recurrir a argumentos de hace más de 20 años que respondían a otras realidades. Solo así se podrá recuperar la confianza que tanto se requiere en el Ecuador para trabajar tranquilos y generar los empleos que quieren los ecuatorianos.

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