Cancillería felicita a Daniel Ortega por su triunfo en las elecciones de Nicaragua

ARCHIVO – En esta imagen del 8 de noviembre de 2011, el presidente de Nicaragua, Daniel Ortega, acompañado de su esposa, Rosario Murillo, a la izquierda, saluda a sus seguidores tras ofrecer un discurso a la nación en la plaza Revolución de Managua, Nicaragua. La primera dama, Rosario Murillo, se ha convertido cada vez más en el rostro público del gobierno nicaragüense y muchos creen que tiene más poder en el país que cualquiera salvo el propio Ortega. (AP Foto/Esteban Felix, Archivo)

El Gobierno del Ecuador, a través de la Cancillería, ha felicitado «al pueblo nicaragüense y a las instituciones de ese país hermano por la exitosa celebración de las elecciones generales del día de ayer, 6 de noviembre de 2016″, según reza un comunicado de la Cancillería emitido la mañana de hoy.

«Asimismo, el Gobierno nacional felicita al Presidente Daniel Ortega por el triunfo de su segunda reelección consecutiva, y al Frente Sandinista de Liberación Nacional por la victoria obtenida en estos comicios», y augura «los mejores éxitos al Presidente Daniel Ortega en el desempeño de su gestión, en beneficio del pueblo nicaragüense».

El ex comandante guerrillero, líder del Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSNL), consiguió en las elecciones del domingo el 72,5% de los votos frente a un 15% de su más cercano contendiente de entre un grupo de cinco contrincantes casi desconocidos.

Sin embargo, la oposición asegura que los comicios fueron una farsa y rechaza las cifras oficiales de participación en las votaciones: el tribunal electoral la sitúa por encima del 65% por ciento, y ellos en menos del 30%.

Nicaragua es el segundo país más pobre del hemisferio y se enfrenta a serios retos derivados de un horizonte económico regional inseguro por la crisis de Venezuela, uno de sus principales benefactores, y por el declive de los gobiernos izquierdistas de la región, sus tradicionales aliados.

«Creo que el problema más grande que enfrenta Ortega, es la legitimidad del proceso con que fue reelecto, que hace que desde adentro y desde fuera del país se le cuestione, porque no ha cumplido con las reglas del juego limpio y ni siquiera acepta que una buena parte del país no votó el domingo», dijo Humberto Meza, doctor en Ciencias Políticas.

«Las expectativas de la población a la que tenés acostumbrada a subsidios de transporte, subsidios en el costo de la energía, bonos solidarios y demás, van a aumentar ante los nuevos escenarios locales y externos», añadió. «Creo que no está fácil la cosa».

A punto de cumplir 71 años, si Ortega completa su mandato de cinco años, estaría en el poder en torno al cuarto de siglo, incluidos los años de la junta de gobierno sandinista que siguieron el derrocamiento de la dictadura de Anastasio Somoza en 1979 y su primera presidencia de 1985 al 1990.

Sus críticos aseguran que desde su regreso al poder en 2007 se ha aprovechado de las instituciones para conseguir fallos a su favor que primero le permitieron ser reelegido presidente; luego debilitaron y excluyeron a los verdaderos partidos opositores de la Asamblea y de la contienda electoral; hasta, finalmente, consolidar una dinastía de gobierno de la mano de su más fiel compañera, la ya vicepresidenta electa y sucesora inmediata ante cualquier percance del mandatario.

Y los cuestionamientos también llegan del exterior. Estados Unidos manifestó el lunes en un comunicado su «profunda preocupación» por un proceso electoral que calificó de «defectuoso» y que «excluyó la posibilidad de unas elecciones libres y justas».

Pese a sus muchos detractores, Ortega y Murillo son una pareja con altos niveles de popularidad debido a la relativa estabilidad económica del país, los bajos índices de violencia comparados con otros puntos de Centroamérica y, sobre todo, gracias a los programas sociales que han impulsado.

«La población ha reconocido en Daniel sus 40 proyectos sociales porque que han ayudado a resolver parte de la pobreza y necesidades básicas», señaló el legendario comandante guerrillero Edén Pastora.

Nicaragua, no obstante, todavía es el país más pobre de América Latina después de Haití, aunque sus niveles hayan disminuido durante la gestión de Ortega.

«Esos proyectos no van a acabar con las necesidades que hay de la noche a la mañana porque Daniel no es mago, pero sí han dado resultados a éste pueblo que es agradecido. Por eso lo reelige, para que siga haciendo», añadió Pastora.

Sin embargo, mantener ese estándar no será tan sencillo porque el gobernante no contará para su siguiente período con la cooperación de Venezuela, que entre el 2007 y 2014 le otorgaba alrededor de 500 millones de dólares anuales, entre petróleo e inversión extranjera directa. Ahora, la nación sudamericana ya no puede permitirse tales lujos, al estar sumida en una profunda crisis.

«El desafío más probable que enfrentará (Ortega) es económico, en particular cuando el petróleo venezolano deje de fluir y cuando el proyecto del canal se derrumbe», estimó Gregory Weeks, analista de la Universidad de Carolina del Norte, Charlotte. «Nicaragua ha sido tan dependiente de Hugo Chávez en esos años, que va a ser difícil mantenerse sin eso».

Además, el Senado de Estados Unidos tiene que pronunciarse sobre una ley que podría impedir que Nicaragua reciba créditos de parte de organismos financieros internacionales lo que podría complicar aún más que Ortega mantuviera sus programas sociales.

«Uno de sus principales retos es lograr legitimidad para su gobierno, especialmente de la comunidad internacional», comentó el analista nicaragüense Félix Maradiaga. «Ortega sabe, ahora más que nunca, que debe asegurarse el acceso de su gobierno a las fuentes de cooperación y de financiamiento internacional»

«Pero los excesos de su gobierno han sido tales que han hecho del país un punto de preocupación para la comunidad internacional», añadió.

El ex embajador y analista político Bosco Matamoros dijo que tras las elecciones debería iniciarse un «diálogo nacional» en el que se escuchen todas las partes.

Pero el diálogo, de momento es difícil.

«Nosotros mantenemos que lo que hubo fue una farsa electoral y que esos resultados no son apegados a la verdad», dijo Violeta Granera, miembro del opositor Frente Amplio por la Democracia. «Hubo gran abstención por medio de la cual la población envió un mensaje a Ortega»

—-

El periodista Peter Orsi colaboró con esta historia desde Ciudad de México.

Más relacionadas