Alberto Dahik, ganador absoluto del debate
Guayaquil, Ecuador
Escucho al presidente Correa no muy contento con los resultados del debate económico del pasado miércoles.
Escucho al presidente Correa no muy contento con los resultados del debate económico del pasado miércoles.
Cuando se anunció que el presidente Correa debatiría con analistas económicos independientes sobre su modelo económico, me pregunté inmediatamente sobre la intencionalidad de este “debate”.
Dos de cada tres ecuatorianos carecen de empleo adecuado en un sector rural que sufre 52% de pobreza, tres veces más que en la zona urbana.
El pueblo, la gente, tiene razón y sabe lo que quiere.
Cuánto daño debe haberle infligido a la sociedad argentina el gobierno de Cristina Fernández, y en general la era del kirchnerismo, que una oposición débil, acorralada y con candidatos de escasa inspiración popular logró lo que parecía imposible la noche del pasado domingo: que Macri prácticamente empatara con el candidato oficialista, lo que obligaría a ir a una segunda vuelta.
Hasta hace muy poco, la Argentina no era un país que deseaba el cambio de verdad.
Mauricio Macri no solo logró el objetivo que se había planteado de llegar al balotaje con Daniel Scioli sino que quedó en los umbrales de la Presidencia.
La idea de la democracia nació en Grecia, cuna de la filosofía, donde los dioses tenían sexo, a veces eran felices, a veces les iba mal, se mezclaban con los mortales y se enojaban con ellos cuando se creían dioses por el hubris.
Hace varios años Washington decidió luchar contra la corrupción internacional.
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