Una sentencia socialcristiana
Cuando en alguna discusión me dicen que “la mejor ley de comunicación es la que no existe”, pregunto qué se debería hacer si un periodista o cualquier persona difama, injuria o miente. Casi siempre me responden que debería acudirse a los jueces comunes. Esto ocurrió dos veces con Emilio Palacio: la primera por una demanda interpuesta por Camilo Samán y ahora con el caso de Rafael Correa.
