Ciclón Pam deja un rastro de destrucción en Vanuatu

En esta imagen, tomada el 14 de marzo de 2015 y proporcionada por World Vision, restos del ciclón pueden verse en Port Vila, la capital de Vanuatu, tras le paso del ciclón Pam que arrasó el pequeño archipiélago del Pacífico Sur. (Foto AP/World Vision)

WELLINGTON, Nueva Zelanda (AP) — Funcionarios intentaban determinar el domingo la magnitud de la devastación originada por un enorme ciclón que arrasó el pequeño archipiélago de Vanuatu, en el Pacífico Sur, con un recuento provisional de víctimas de una sola cifra aunque variable, que se espera que aumente una vez se recuperen las comunicaciones con las islas periféricas.

El ciclón Pam atravesó Vanuatu el sábado por la mañana desencadenando vientos de hasta de 270 kilómetros (168 millas) por hora y dejando a su paso una estela de destrucción y reportes no confirmados de decenas de muertos.

En la capital, Port Vila, se confirmó la muerte de dos personas y otras 20 resultaron heridas, dijo Paolo Malatu, coordinador de la Oficina Nacional de Desastres del país. Antes, Chloe Morrison, funcionaria de comunicaciones de emergencia de la organización World Vision, contó que el organismo estatal dijo a su entidad que había al menos ocho muertos. Añadió que escuchó reportes que hablaban de localidades enteras destruidas en zonas más remotas.

La confusión por el número de fallecidos se debe en parte a una ausencia de comunicaciones casi total en el país. Con las líneas eléctricas y telefónicas caídas, funcionarios en la capital no tienen forma de conocer el alcance del daño en islas lejanas, que fueron golpeadas directamente por Pam.

«No hemos podido comunicarnos más allá de Port Vila», dijo Malatu. «En este punto, los daños son severos y no tenemos cifras de cuántas casas quedaron destruidas (…) Es realmente malo, esto es muy malo».

Funcionarios esperan viajar a las islas más remotas el lunes en helicópteros, pequeños aviones y aeronaves militares para obtener una mayor visión del alcance de la destrucción, dijo Malatu.

Las redes telefónicas son notablemente irregulares en naciones insulares del Pacífico Sur como Vanuatu, especialmente tras tormentas. A veces toma días restaurar las comunicaciones, lo que hace increíblemente difícil que los responsables puedan valorar de inmediato el alcance de la devastación causada por desastres naturales.

El Gobierno de Vanuatu ha declarado el estado de emergencia a nivel nacional, y Australia y Nueva Zelanda enviaron suministros de emergencia. El aeropuerto de Port Vila fue dañado por la tormenta y está cerrado para vuelos comerciales, pero la primera entrega de suministros llegó el domingo con la Cruz Roja, dijo Malatu.

«La gente está muy molesta y es realmente difícil, porque en el último par de años, no hemos tenido un ciclón realmente grande como éste», dijo Isso Nihmei, coordinador del grupo de respuesta ambiental y crisis 350 para de Vanuatu. «En este momento, la mayoría de la gente está sin hogar».

Nihmei se topó con una de las víctimas de la tormenta el sábado, mientras inspeccionaba los daños a lo largo de la costa con otros trabajadores de emergencias. El grupo vio a un hombre tendido en el suelo, sin respirar, y lo llevaron al hospital. Para cuando llegaron, explicó, estaba muerto.

Los daños estructurales en Port Vila eran amplios, señaló Nihmei, con la mayoría de los hogares gravemente dañados o destruidos.

Algunos residentes empezaron a limpiar lo que quedaba de sus viviendas destruidas y a interesarse por familiares. Mientras, los trabajadores de emergencias intentaban llevar a las víctimas a refugios temporales lo más rápido posible, agregó.

Hannington Alatoa, jefe de la Cruz Roja de Vanuatu, dijo vuelos realizados por equipos de socorro neozelandeses y australianos mostraron que gran parte del país había sido «aplastada». Al menos la mitad de la población, o unas 130.000 personas, se vieron afectadas, apuntó Alatoa desde Sendai, en Japón, donde él y otros funcionarios de Vanuatu asistían a una conferencia de la ONU sobre la reducción del riesgo de desastres. No disponía de información precisa sobre el número de personas que perdió sus hogares.

«No hay árboles, ni follaje, ni estructuras de hierro en pie en la parte occidental de Tanna,» dijo Altoa refiriéndose a una de las islas del sur de Vanuatu. «Los árboles bloquearon las carreteras (…) Las personas tienen una gran necesidad de agua».

Los vecinos se levantaron el domingo con mejores condiciones climáticas tras permanecer refugiados en albergues de emergencia el sábado por segunda noche consecutiva.

Muchas personas que se aventuraron a salir de 23 albergues de emergencia en los alrededores de Port Vila encontraron sus viviendas dañadas o totalmente destruidas, subrayó Morrison, de World Vision. Los árboles y las líneas eléctricas caídas convertían en peligrosas algunas partes de la capital.

Señaló que las comunicaciones eran tan problemáticas que su grupo humanitario no había podido contactar a muchos de sus 76 empleados en la isla.

«Para cualquiera que no estuviera anoche en un refugio seguro, seguramente fue una noche muy, muy dura», dijo.

Vanuatu tiene 267.000 habitantes distribuidos en más de 65 islas. Aproximadamente 47.000 personas viven en la capital. UNICEF estima que unos 54.000 niños se vieron afectados por el ciclón Pam.

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