Egipto: 75 años después de la batalla de El Alamein, las minas aún causan estragos

Beda Mohamed Fadil

Beda Mohamed Fadil, de 53 años, perdió una pierna por la explosión de una mina en la localidad de El Alamein, donde se libró una de las batallas más cruciales de la II Guerra Mundial, y es una de las más de 8.000 víctimas que los explosivos de la contienda han dejado desde entonces en Egipto.

Mohamed Fadil relata a Efe que resultó herido en 1985 cuando estaba con su ganado y camellos en el desierto -que en la zona de El Alamein ha sido limpiado en los últimos años-, pero todavía quedan unos 3.500 kilómetros cuadrados contaminados, 75 años después de la fatídica batalla entre las tropas del Eje y las aliadas.

En 1985, «no tenía prótesis, no tenía ayuda, caminaba con una muleta, era muy difícil», asegura Mohamed Fadil, que ahora acude al Centro de Prótesis establecido en noviembre de 2016 por el Gobierno egipcio, con el apoyo de la ONU y la Unión Europea (UE), en la ciudad de Marsa Matruh, el principal núcleo urbano del área afectada por las minas en el noroeste de Egipto.

El pastor beduino -la mayor parte de la población de la zona pertenece a tribus- recorre unos 150 kilómetros para venir hasta el establecimiento cada vez que necesita mantenimiento para su prótesis y, aunque asegura que su vida ha mejorado, le gustaría contar con una pierna artificial más moderna para no sentir tanto dolor.

Soldados británicos en Egipto en 1942 durante la batalla de El Alamein

«Cuando el aparato no está bien, siento dolor, pero si fuera más moderno, sería mucho mejor. Es como un coche, si el coche está estropeado, no va bien; si es moderno, marcha mejor», dice Mohamed Fadil mientras espera que los técnicos le ajusten la prótesis, después de lo cual lleva a cabo unos ejercicios para comprobar que puede caminar bien con ella.

El Centro de Prótesis busca acercarse a las víctimas de las minas en esta zona remota del país, ya que anteriormente tenían que trasladarse hasta El Cairo para recibir tratamiento y tenían que viajar hasta seis o siete horas en su «difícil condición», explica Mohamed Ahmed Yusef, director local del estatal Comité para el Desminado y el Desarrollo de la Costa Noroccidental.

El centro cuenta con 12 técnicos -la mitad, mujeres- que elaboran en su laboratorio las prótesis a medida para cada paciente y se encargan de su mantenimiento, mientras que cada dos semanas, aproximadamente, un médico del Ejército egipcio, especialista en amputaciones, acude al lugar.

Prisioneros de guerra alemanes en El Alamein.

El joven Mina Gamal, residente de Marsa Matruh, es uno de los técnicos que trabaja en el centro desde que abrió sus puertas, tras recibir un curso de formación para aprender a realizar y colocar las prótesis, ya que antes era electricista.

«Me gusta mi trabajo ahora porque ayudo a los demás: cuando un herido llega con una amputación y le hago una prótesis, y luego le veo marcharse caminando sobre sus piernas, me siento feliz, y él también está feliz», declara a Efe.

El programa gracias al cual fue creado el centro -que la UE financia con 4,7 millones de euros- también busca crear oportunidades de trabajo, sobre todo para las víctimas de las minas, y promover el desarrollo económico de sus comunidades, que se ha visto limitado por la presencia de los viejos explosivos.

Asimismo, incluye la concienciación y la educación para prevenir que las minas causen nuevas víctimas, mientras siguen las tareas de limpieza a cargo de las Fuerzas Armadas egipcias.

En los colegios se realizan talleres y clases para que los niños, grupo especialmente expuestos a las minas, conozcan esta amenaza que todavía acecha bajo la arena.

Tropas britanicas bajo asedio de las Afrika Korps.

En una de esas clases impartidas en una escuela de El Alamein ante representantes de la ONU y la UE, la educadora Sherin explica paso a paso a los alumnos de entre 12 y 14 años el procedimiento que tienen que seguir si encuentran un objeto sospechoso cuando están caminando o jugando en espacios abiertos.

«Intento siempre que la clase sea interactiva y ellos entienden y responden muy bien», asegura a Efe la joven, que con fotografías les enseña a identificar las minas, que en lo que va de año ha causado una víctima: un niño de Marsa Matruh. EFE

Erwin Rommel en la segunda Batalla del Alemein.

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