
Boston
Juan Jacobo Velasco
Santiago de Chile, Chile
Me encanta correr. En mi adolescencia daba vueltas al colegio con un entusiasmo distinto al resto de compañeros, conectado conmigo mismo, como en trance o en una meditación. Ni sentía cuando llovía. En Guayaquil los aguaceros eran propicios para trotar sin que el calor matara. La lluvia me acogía, balsámica, y me impulsaba a seguir el trayecto entre mi casa y el aeropuerto. Siempre recuerdo esa sensación refrescante antes del inicio de cada maratón, como si un Gatorade lleno de nostalgia hidratara mi imaginación.