Opinión

No sé si ustedes, pero yo…

Por Fernando Delgado

Rascarse dentro del oído en todas sus variantes, a saber: el fósforo, la uña de guitarrista bohemio, la llave de la camioneta y el gótico rascado con crucifijo.
El placer del snooze, que nos va a dejar dormir cinco minutitos más, manteniéndonos en ese limbo (disculpará el Corcho que use su término predilecto) del no estar dormidos, pero tampoco despiertos, que lleva irremediablemente a llegar tarde al trabajo.
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