
Opinión
Arturo Andrés Roig
Por Joaquín Hernández Alvarado
Guayaquil, Ecuador
La validez de una obra filosófica está en las preguntas que plantea y en los debates que genera. Incluso en las ausencias teóricas que devela. No en los consensos emocionales ni en los rituales de identificación con lo «filosóficamente correcto». O en la repetición cansina de los discípulos.