Por José Hernández
¿Un desagravio? ¿Un reencuentro? ¿Un pare simbólico a un poder desbocado? Era evidente que el lanzamiento, en Quito, del libro «Nux Vómica» de Diego Cornejo no iba a ser una reunión ordinaria. Si los símbolos cuentan, y en lo público no hay cómo evitar que signifiquen, la presentación de ese libro estaba destinada a revelar señales del ritmo político de la capital. Sobre todo del medio progresista que, en general, miró con buenos ojos la llegada al poder de Rafael Correa y la participación de intelectuales en su Gobierno. Una pléyade de nombres y firmas, del medio académico y artístico, en particular, que el presidente se preciaría de tener de su lado.
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