
Unas lágrimas por Gabo
Marlon Puertas
Guayaquil, Ecuador
La primera vez que traicioné a mi padre lo hice inconscientemente y, muy probablemente, por su propia culpa. Él me había escrito una dedicatoria en un ejemplar de su libro de poemas “De un tiempo a esta parte”, que más sonaba a una orden que la sangre obligaba a cumplir: quería que ese sea el primer libro que lea en mi vida. Era 1977 y yo tenía tres años, así que para ese momento, decidí ocuparme a otros menesteres, y dejé la literatura para otro rato.