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Quito, Ecuador
La desaparición de Hugo Chávez y la enorme parafernalia que acompaña sus exequias y actos funerales evidencian el sentimiento cuasi religioso que despertó su liderazgo y asistencialismo. Desde la muerte de Eva Perón en 1952, Latinoamérica no había presenciado un culto tan frenético a la personalidad como el vivido en Caracas en estos últimos días. Los chavistas no perdieron un líder político, perdieron un profeta, un mesías, el santero mayor y milagroso de Venezuela. Al igual que Eva Perón y varios dictadores megalómanos como Stalin, Lenin, Mao, Ho Chi Minh, Kim Il Sung o Ferdinand Marcos, el cuerpo de Chávez será embalsamado para resistir a la muerte y ser contemplado hasta la eternidad.
