Productores de filme estadounidense resaltan nueva relación entre Cuba y EEUU

Un auto pasa frente a un edificio donde se expone la bandera cubana y la del movimiento del 26 julio el martes 21 de julio de 2015, en La Habana (Cuba), un día después de la apertura de la Embajada de estados Unidos en la Isla. EFE/Ernesto Mastrascusa

Los productores de la película «Sin alas», el primer filme dirigido y producido por estadounidenses en Cuba desde la revolución en 1959, resaltaron hoy el cambio de rumbo en las relaciones entre EE.UU. y La Habana, que permitirá a la isla dar a conocer mejor su riqueza cultural.

Henry Kasdon, uno de los dos productores de «Sin alas», dijo a Efe que es excelente que ambos países hayan restablecido relaciones diplomáticas, lo que permitirá a los estadounidenses disfrutar de la vibrante cultura de Cuba.

«Las artes, la música, el baile, la pintura y el cine es tan rico. Y aunque haya mucha pobreza un intercambio cultural entre ambos países los beneficiará a ambos», señaló Kasdon durante la clausura hoy del V Festival Internacional de Cine Aruba, donde se presentó «Sin alas».

El filme, dirigido, escrito y editado por el estadounidense Ben Chance, ganó una mención del público del festival arubeño, que arrancó el 7 de octubre y presentó cerca de 60 películas, incluidos 10 estrenos mundiales y que contó con la visita especial del actor estadounidense Tyrone Gibson.

Kasdon contó que el proceso de aprobación del Gobierno de Cuba de filmar la película se demoró seis meses debido a la burocracia, aunque auguró que este tiempo de espera disminuirá gradualmente después de la mejora de las relaciones a nivel gubernamental.

«Hace diez años, cuando Fidel -Castro- estaba en el poder, no podíamos hacer esta película, pero cuando llegó Raúl mejoró la situación. No recibimos todos los permisos que queríamos, pero sí los que necesitábamos. En los EE.UU. hablamos sobre burocracia, pero en Cuba es bien difícil hacer negocio», dijo Kasdon, de 35 años.

En «Sin alas», filmada hace tres años y con 82 minutos de duración, la muerte de una famosa bailarina recupera las emociones durante años enterradas de un viejo escritor cubano, interpretado por el veterano actor Mario Limonta, que debe reconciliar el idealismo de su juventud con la realidad contemporánea de La Habana.

«Lo que queríamos era enseñar esta cultura y que provoque críticas. La arquitectura en Cuba es fascinante. Logramos filmar edificios de tres épocas diferentes: década del 40, del 60 y actual», enfatizó Kasdon, quien recordó además que el «entrar y salir de Cuba fue estresante».

Kasdon, quien junto a Sean Lamb fueron los productores, agregó otra anécdota de la filmación en Cuba y fue que debido a que en el país caribeño no existen bancos estadounidenses la producción abrió una cuenta en uno canadiense. EFE

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