Ser migrante en Ecuador

Por David Ochoa

1. Hace pocos meses el cuencano Manuel Antonio Muñoz Borrero fue condecorado por el gobierno de Israel en reconocimiento a su ayuda para salvar judíos durante la Segunda Guerra Mundial. El reconocimiento póstumo de “Justo entre las Naciones” fue otorgado gracias a testimonios de su actividad como cónsul ecuatoriano en Estocolmo (Suecia).

Por este reconocimiento israelí, pudimos conocer que Muñoz Borrero (Cuenca, 1891) emitió visas a judíos entre 1931 y 1941 para salvar a judíos de origen polaco. Debido a su arriesgada y heróica decisión, fue destituido por el gobierno ecuatoriano de la época, pero la notificación y el reemplazo no llegaron y Muñoz siguió emitiendo visas. Sería deseable que el Gobierno ecuatoriano o la Alcaldía investigaran y difundieran más ese episodio, como reivindicación a la memoria de Muñoz. Tampoco estaría demás una disculpa pública por su destitución, en memoria de aquellos judíos que recibieron visas postreras, pero fueron interceptados por la policía secreta sueca.

Luego de tantos años, es fácil reconocer que Manuel Antonio Muñoz Borrero hizo lo correcto para salvar vidas. ¿Qué haría usted si hubiese estado en el cargo de Muñoz Borrero?

2. En aplicación del principio de la ciudadanía universal, el gobierno ecuatoriano suprimió en 2008 el requisito de visas de turismo para todos los países. La supresión de visas de turismo tuvo dos objetivos: incentivar el turismo externo y enviar una señal de trato humano a los migrantes. La Constitución de Montecristi reconoce el derecho a migrar y prohíbe tratar de “ilegal” a una persona, sea cual fuere su status migratorio.

La visa de turismo sólo permite al extranjero estar en el país por 90 días y no le permite trabajar. Otras visas siguen en vigencia y cualquier extranjero que desee permanecer en el país o trabajar en él, debe cumplir requisitos de cada tipo de visa.

3. En los últimos años, miles de cubanos han llegado al país huyendo de un sistema político represivo y de un sistema económico fosilizado. Se han concentrado en La Florida, barrio vecino al aeropuerto de Quito y se dedican principalmente al comercio.

En un sistema lleno de prohibiciones, el cubano sobrevive “inventando”: debe ser imposible vivir exclusivamente del salario oficial. Y en un sistema con menos controles, “inventar” puede ser más fácil. Habrá muchos cubanos que incumplan la ley ecuatoriana, pero debe ser la minoría porque acá sí es posible vivir y mantener un hogar con medios lícitos.

Lamentablemente, los nuevos inmigrantes han conocido la cara más prejuiciosa del ecuatoriano: discrimen, malas caras, estafas, violación de sus derechos, grafitis de odio, etc. En la mayoría de ecuatorianos no hay sentido de reciprocidad, ni se trata a los migrantes en el país como quisiéramos que se trate a los ecuatorianos en el exterior.

Nuestra educación (formal e informal) reproduce rasgos colonialistas como la negación y el maltrato al indígena y a las minorías, lo que sumado al prejuicio creado por cierta prensa que señala al inmigrante como causa de la alta delincuencia, nos aleja de la memoria humanista de Muñoz Borrero.

Una denuncia televisiva del maltrato que sufre el cubano en Ecuador fue presentada por Tony Cortés en Mega TV de Miami, como informó LaRepública (http://www.larepublica.ec/blog/politica/2011/07/27/cubanos-denuncian-corrupcion-y-xenofobia-de-ecuatorianos-en-canal-de-television-de-miami/). La televisión ecuatoriana ha presentado investigaciones más completas, mostrando también el lado positivo de la migración y los lazos sociales que se crean.

Ambos trabajos periodísticos muestran que el prejuicio y el discrimen no están solamente en el accionar diario de la ciudadanía, sino que en muchas ocasiones son decisiones deliberadas de las instituciones públicas. Se incumple la Constitución cuando el propio Estado ignora al extranjero, lo estigmatiza, le da un trato peor que a otras personas, le altera las normas y le conculca derechos. Ante la corrupción de ciertos agentes gubernamentales, las autoridades se hacen de la vista gorda porque los perjudicados son extranjeros.

4. El Gobierno de Raúl Castro ha anunciado cambios a su política migratoria. Actualmente, un cubano no puede viajar al exterior sin autorización gubernamental y aquellos que salieron del país, deben volver en menos de un año, so pena de perder sus derechos como nacional. Mientras esta política no cambie, aquellos cubanos que llegaron a Ecuador y excedieron los 90 días de su visa de turismo, viven el peor de los mundos: no tienen estatus migratorio en ninguno de los dos países.

El gobierno ecuatoriano ha aumentado la severidad de los requisitos para acceder a visas, así como para adquirir la ciudadanía por naturalización. Pero le falta abandonar la candidez de creer que algún cubano viene al país con fines turísticos. También debe reconocer la existencia del problema de los cubanos en Ecuador y solucionar su status migratorio en coordinación con Cuba: aquellos cubanos que cumplan ciertos requisitos deberían poder quedarse en este país y aportar con su talento y conocimiento, mientras otros deberán volver a Cuba, pero sin ser tratados como muertos civiles.

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