Deineka: un pintor de la revolución soviética

 

Como todo movimiento político, la revolución soviética necesitaba una imagen que transmitiera sus ideales. Aleksandr Deineka, que tenía 18 años en el momento de la revolución, fue el perfecto propagandista por su talento, su juventud y sobretodo porque creía profundamente en el cambio que esa revolución iba a traer.

Deineka sirvió a la utopía soviética como ilustrador, pintor y escultor, publicó El País.

La muestra arranca con el cartel de la primera ópera futurista, –La Victoria sobre el Sol de Kruchionij y Malévich, de 1913- y concluye con la muerte de Stalin en 1953, informó diario El País. En medio, están las imágenes de júbilo por los planes quinquenales, las primeras centrales eléctricas que darían voz a todo el país y los entrenamientos deportivos de los trabajadores durante su tarea en el tajo.

El autorretrato de Aleksandr Deineka, firmado por el artista en 1920, es la imagen que mejor puede servir de avance de la exposición. Un hombre joven, guapo, fuerte y saludable al servicio de la revolución; un cuerpo perfecto creado para producir. Manuel Fontán, comisario de la exposición, explica que esta imagen, al igual que sus paisajes proletarios, son metáforas precisas de la utopía soviética, de las transformaciones que tendrían que venir de la mano de la dialéctica del capital y del trabajo.

Sus escenas de masas alegres, de mujeres felices en las fábricas, de campesinos entregados con devoción a la siega y, sobre todo, los jóvenes luciendo cuerpos perfectos y saludables conformaron una iconografía con la que la población se identificaba y se sentía parte del movimiento comunista.

Los cuadros, concebidos para alegrar las estancias de los operarios, se contemplan dentro de las paredes de los museos con una perspectiva inevitablemente diferente. «Hemos evitado que las obras se vean solo como un mero ejercicio de kitschacademicista», advierte el comisario. «Fue la figura más relevante y ambigua del realismo socialista a la vez que es innegable su vinculación a las vanguardias».

Despreciado durante décadas por los ortodoxos de la cultura, son pocas las posibilidades que ha habido de conocer a fondo su obra; un error que la Fundación Juan March subsana ahora con la exposición antológica Aleksandr Deineka (1899-1969). Una vanguardia para el proletariado. Son 250 obras (óleos de gran formato, dibujos, bocetos, revistas, libros, fotografías…) que le sitúan en un doble contexto: el final de la vanguardia y el advenimiento del realismo socialista.

 


 

 

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1 Comment

  1. La iconografía nazi era muy parecida. Se lo puede estudiar en los documentos y archivos. El «realismo socialista» presenta una estética de simetría y perfección, excluyente de toda mancha.

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