Por Jorge Ortiz
Quito, Ecuador
Con 2012 empieza en el Ecuador un año electoral, que será tenso y tormentoso, al que el gobierno entra con una ventaja aplastante y, por cierto, ilegítima. Ilegítima, sí, porque para la consolidación de su posición política el gobierno ha implantado un modelo hegemónico (como el de Venezuela, como el de Nicaragua), llamado a perpetuar al caudillo mediante el debilitamiento, la división y, si fuera posible, la desaparición de todas las organizaciones ciudadanas (partidos, gremios, cámaras, sindicatos…). ¿No es eso, ni más ni menos, lo que ha ocurrido implacablemente durante los cinco años de Correa?
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