Por Ricardo Trotti
Miami, Estados Unidos
Tres breves vídeos de aficionados rusos en YouTube, que mostraban a miembros del partido oficial comprando votos y rellenando urnas, fueron suficiente incentivo para que cientos de miles de personas se lanzaran a las calles de Moscú en la víspera de Navidad a protestar indignadas por el fraude electoral que favoreció las aspiraciones del primer ministro Vladimir Putin. Así como sucedió con el fenómeno de la Primavera Árabe, este diciembre en Rusia, donde la televisión, las radios y los periódicos están secuestrados por el gobierno, quedó demostrado que el uso del Internet y las redes sociales sirven al público de válvula de escape para confrontar a represores y soñar con procesos democráticos.
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