Un pueblo esclavo

Por Carlos Larreátegui
Quito, Ecuador

El proceso judicial contra El Universo y su desenlace surrealista evidencian la captura del Poder Judicial y marcan el avance de un proyecto totalitario sin precedentes en el Ecuador. En ‘Teoría de la Dictadura’, Franz Neumann, uno de los fundadores de la ciencia política moderna, definió a la dictadura totalitaria como un régimen que posee el monopolio de los instrumentos coercitivos, la fascinación de las masas, el control de los medios de comunicación y la educación. Se caracteriza, además, por utilizar técnicas coercitivas ad-hoc para escarmentar la disidencia y generar temores que esterilicen a la sociedad.

El proyecto de dictadura totalitaria que la “revolución ciudadana” lleva exitosamente adelante ha sido posible por el silencio y complacencia de importantes sectores sociales y políticos –particularmente de izquierda- y el sometimiento de la fuerza pública -detentora de los medios coercitivos- a la voluntad del Ejecutivo, por encima de la Constitución, las leyes y los límites morales que conlleva su deber de obediencia. Con el usual barniz de falsa legalidad que decora las acciones dictatoriales de este Régimen, se logró capturar primero el Congreso, luego la Función Electoral y los órganos de control y, ahora, la Función Judicial. A estas alturas del partido, no quedan dudas sobre el carácter dictatorial y totalitario de la revolución ciudadana, un proyecto de varios amigos y sus familias. Es preciso señalar, también, que la indemnización de 40 millones borra la frontera que separa el interés público del interés privado de los gobernantes.

La sentencia contra El Universo ilustra el estado de absoluta indefensión en que han caído los ciudadanos del Ecuador. Con este fallo, además, la nueva Corte Nacional expresa su vocación de gendarme y verdugo ante cualquier disidencia que perturbe la revolución ciudadana. Difícil afirmar otra cosa luego de un proceso viciado por falsedades y una audiencia caricaturesca en la que los jueces, mientras estuvieron despiertos, evidenciaron su falta de conocimiento del expediente judicial. Se confirman así los designios políticos que guiaron a los miembros del Consejo de la Judicatura y el verdadero propósito de los 10 puntos discrecionales que se reservaron para calificar a los nuevos ajusticiadores de la ‘revolución ciudadana’.

‘El Proceso’, la magnífica novela tragicómica de Franz Kafka, arranca con la detención del ciudadano Joseph K. Nadie sabe de qué se le acusa, ni quién es el encargado de juzgar sus presuntos delitos. No se conoce tampoco quiénes integran el Tribunal (que cobra la imagen de un Estado totalitario para muchos exégetas). Sabemos, tan solo, que el acusado es inocente pero no tiene escapatoria; la maquinaria judicial se ha puesto en marcha para triturar al indiciado y nadie puede detenerla. Una parodia demasiado cercana al ‘proceso’ contra El Universo.

* El texto de Carlos Larreátegui ha sido publicado originalmente en El Comercio.

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31 Comments

  1. O mi memoria me falla o este señor Larreátegui es el mismo que fue Secretario de la Administración Pública en el gobierno de Sixto Duran Ballen, donde militares cerraron radio Latacunga y Estación Radiofónica de Frecuencias Populares (claro está, no tenían el dinero ni la influencia de El Universo)?. Ahora resulta que estos políticos fracasados nos dan recetas y se aprovechan de nuestra frágil memoria colectiva. Aunque está en su derecho de opinar (aún con el descaro que lo hace), que el señor Larreátegui hable de política me suena como si Jack el Destripador hablara de la no violencia a la mujer.

    • «O mi memoria me falla o»…Alexis Mera fue durante AÑOS el «aprendiz» de LFC? (un ejemplo de tantos!)

      la amnesia selectiva de la cual tú y muchos otros BORREGOS «padecen» de
      manera TAN conveniente es un INSULTO para la memoria COLECTIVA! no sólo
      de tu DOS neuronas funcionales!

      • Quién está defendiendo a Alexis Mera?…que a propósito ni se lo menciona en este artículo que es objeto de mi comentario…unas cuántas clases de comprensión de lectura no le hacen mal a nadie…y borrego pareces tú que tienes una forma tan predecible (y vergonzosamente básica) de pensar y de expresarse. Yo no defiendo al gobierno ni me debo a él, por gente como tú y como Larreátegui es que no ganan una sóla elección, parecen los mejores aliados del gobierno. Está bien que haya una alternativa a lo que representa Correa, pero por favor que no sea algo decididamente peor….

        •  mi poder en el «pueblo»…BORREGO!

          lo del Alexis es UNO de TANTOS ejemplos…sobre la «infiltración» de la SUPUESTA partidocracia…en tu muy «venerada» BOBOlución!

          otro, Carlos Vallejo…actual «embajador» en Italia…antes si mal no recuerdo fue ministro…sigo con el «prontuario» de susodicho?

          cualquier cosa es MEJOR que un individuo lleno de complejos y revanchas!

      • Quién está defendiendo a Alexis Mera?…que a propósito ni se lo menciona en este artículo que es objeto de mi comentario…unas cuántas clases de comprensión de lectura no le hacen mal a nadie…y borrego pareces tú que tienes una forma tan predecible (y vergonzosamente básica) de pensar y de expresarse. Yo no defiendo al gobierno ni me debo a él, por gente como tú y como Larreátegui es que no ganan una sóla elección, parecen los mejores aliados del gobierno. Está bien que haya una alternativa a lo que representa Correa, pero por favor que no sea algo decididamente peor….

      • Quién está defendiendo a Alexis Mera?…que a propósito ni se lo menciona en este artículo que es objeto de mi comentario…unas cuántas clases de comprensión de lectura no le hacen mal a nadie…y borrego pareces tú que tienes una forma tan predecible (y vergonzosamente básica) de pensar y de expresarse. Yo no defiendo al gobierno ni me debo a él, por gente como tú y como Larreátegui es que no ganan una sóla elección, parecen los mejores aliados del gobierno. Está bien que haya una alternativa a lo que representa Correa, pero por favor que no sea algo decididamente peor….

    • Esta en su derecho de opinar y sin embargo te has tomado el tiempo para descalificarlo.

      Es tan buena tu memoria como para saber que este caballero tambien fue parte de la campania de correa en el 2006, o ese detallito no te viene a la memoria?

      • Por supuesto, el está en su derecho de opinar que hay un proyecto de dictadura totalitaria y yo estoy en mi derecho de opinar que está descalificado para hablar de política porque formó parte de un gobierno que cerró radios con la fuerza militar (dónde estaba la CIDH?) y otro que le metió la mano al bolsillo de la gente (dónde estaba la CIDH?). Y qué si apoyó a Correa y qué si formó parte de este gobierno? no cambia en absoluto mi manera de pensar: es un descalificado para hablar de política. No sé porqué presiento en tus comentarios esa lógica rudimentaria de que si estoy en contra de un opositor al gobierno es porque estoy a favor del gobierno, y hasta puedo ser empleado de la secom.

  2. O mi memoria me falla o este señor Larreátegui es el mismo que fue Secretario de la Administración Pública en el gobierno de Sixto Duran Ballen, donde militares cerraron radio Latacunga y Estación Radiofónica de Frecuencias Populares (claro está, no tenían el dinero ni la influencia de El Universo)?. Ahora resulta que estos políticos fracasados nos dan recetas y se aprovechan de nuestra frágil memoria colectiva. Aunque está en su derecho de opinar (aún con el descaro que lo hace), que el señor Larreátegui hable de política me suena como si Jack el Destripador hablara de la no violencia a la mujer.

  3. este aborrecible personaje quiere qie nos tragemos sus opiniones, debrias estar callado y chupando las medias de los perez y dejarnos a los ecuatorianos libres de las injurias de rus patrones.

    • Lo siento, Marco, pero tu opinión me parece que repite algo que se dice demasiado alegremente y que desconoce la obra del maestro Ernesto Sábato, del mismo Mario Benedetti, o la obra de Pérez Esquivel en lo que fue escultura.

  4. ¨A estas alturas del partido, no quedan dudas sobre el carácter
    dictatorial y totalitario de la revolución ciudadana, un proyecto de
    varios amigos y sus familias¨.

    No estoy de acuerdo con el señor Larreátegui, resulta desproporcionado endilgar al actual régimen el
    calificativo de ¨totalitario¨. Es muy común (en especial en estos
    momentos de crispación política) escuchar y leer a críticos u opinantes
    utilizar este término en contra de la ¨revolución ciudadana¨, esto me
    parece erróneo; empezando por el hecho de que no se suele definir lo que
    se entiende por ¨totalitarismo¨, con el fin de seguir el sabio consejo que
    da Voltaire, invocando a Locke, en su ¨Diccionario Filosófico¨ :

     ¨¡Oh, Locke! Venid y definid los términos, porque no creo que entre
    todos esos polemistas platónicos hubiera uno que se entendiera¨.

    La propia polémica que reviste la definición del término exigiría un
    análisis previo para determinar los elementos constitutivos de un
    sistema totalitario,  y examinar si coinciden con las características
    particulares de aquellos gobiernos a los que se han señalado como tales. Franz Neumann identifica en el capítulo 9 del volumen ¨The democratic and the authoritarian state : essays in political and legal theory¨ (¨Notes on the Theory of Dictatorship¨), tres tipos de dictadura: autoritaria (o simple), cesarista, y totalitaria. A esta última la describe con las características que presenta el señor Larreátegui, pero con una comparación superficial ya existen diferencias relevantes, por ejemplo, el actual régimen no controla a los medios de comunicación (independientes), no se presenta en este país el ¨monopolistic state party¨, es decir el régimen del partido único estatal (ejemplo típico: partido nazi), condición sine qua non para la existencia de un estado totalitario, esta es una condición muy importante, ya que en ella coinciden los autores clásicos como  Carl J. Friedrich y Zbigniew Brzezinski (¨Totalitarian Dictatorship and Autocracy¨), Hannah Arendt (¨The Origins of Totalitarianism¨), o Raymond Aron (¨Democracia y totalitarismo¨).

    También, según Neumann, se busca el dominio de todos los sistemas que integran la sociedad (económico, cultural), lo que no ocurre con la ¨revolución ciudadana¨, otro aspecto muy importante en los estados totalitarios es que implantan el ¨terror¨, una política de uso desmedido e ilimitado de violencia contra cualquier posible adversario o enemigo (ya sea por interés político o ideológico, ejemplos de este ¨terror¨ son los pogromos antisemitas como la ¨Kristallnacht¨ o las purgas estalinistas), esta condición no está presente en el actual régimen. Hay muchas otras diferencias que deberían ser analizadas (por ejemplo, las ideologías) y que por lo general, resultan en notables diferencias que no pueden ignorarse.

    En realidad equiparar a los gobiernos ¨socialistas del siglo XXI¨ con los regímenes totalitarios como el nazismo alemán y el estalinismo ruso resulta en una falacia de ¨falsa analogía¨ ya que no  se toma en cuenta las diferencias relevantes que invalidan tal comparación, es muy similar a aquella ¨falsa analogía¨ que consiste es igualar al municipio socialcristiano guayaquileño con los estados fascistas (alemán e italiano), falacia muy común entre intelectualoides de derecha e izquierda (inclusive he presenciado en directo el uso de ese sofisma). En conclusión, definitivamente hay buenas razones para sostener la afirmación de que este régimen es una dictadura autoritaria, pero hay enormes diferencias entre una dictadura autoritaria y una totalitaria.

  5. ¨A estas alturas del partido, no quedan dudas sobre el carácter
    dictatorial y totalitario de la revolución ciudadana, un proyecto de
    varios amigos y sus familias¨.

    No estoy de acuerdo con el señor Larreátegui, resulta desproporcionado endilgar al actual régimen el
    calificativo de ¨totalitario¨. Es muy común (en especial en estos
    momentos de crispación política) escuchar y leer a críticos u opinantes
    utilizar este término en contra de la ¨revolución ciudadana¨, esto me
    parece erróneo; empezando por el hecho de que no se suele definir lo que
    se entiende por ¨totalitarismo¨, con el fin de seguir el sabio consejo que
    da Voltaire, invocando a Locke, en su ¨Diccionario Filosófico¨ :

     ¨¡Oh, Locke! Venid y definid los términos, porque no creo que entre
    todos esos polemistas platónicos hubiera uno que se entendiera¨.

    La propia polémica que reviste la definición del término exigiría un
    análisis previo para determinar los elementos constitutivos de un
    sistema totalitario,  y examinar si coinciden con las características
    particulares de aquellos gobiernos a los que se han señalado como tales. Franz Neumann identifica en el capítulo 9 del volumen ¨The democratic and the authoritarian state : essays in political and legal theory¨ (¨Notes on the Theory of Dictatorship¨), tres tipos de dictadura: autoritaria (o simple), cesarista, y totalitaria. A esta última la describe con las características que presenta el señor Larreátegui, pero con una comparación superficial ya existen diferencias relevantes, por ejemplo, el actual régimen no controla a los medios de comunicación (independientes), no se presenta en este país el ¨monopolistic state party¨, es decir el régimen del partido único estatal (ejemplo típico: partido nazi), condición sine qua non para la existencia de un estado totalitario, esta es una condición muy importante, ya que en ella coinciden los autores clásicos como  Carl J. Friedrich y Zbigniew Brzezinski (¨Totalitarian Dictatorship and Autocracy¨), Hannah Arendt (¨The Origins of Totalitarianism¨), o Raymond Aron (¨Democracia y totalitarismo¨).

    También, según Neumann, se busca el dominio de todos los sistemas que integran la sociedad (económico, cultural), lo que no ocurre con la ¨revolución ciudadana¨, otro aspecto muy importante en los estados totalitarios es que implantan el ¨terror¨, una política de uso desmedido e ilimitado de violencia contra cualquier posible adversario o enemigo (ya sea por interés político o ideológico, ejemplos de este ¨terror¨ son los pogromos antisemitas como la ¨Kristallnacht¨ o las purgas estalinistas), esta condición no está presente en el actual régimen. Hay muchas otras diferencias que deberían ser analizadas (por ejemplo, las ideologías) y que por lo general, resultan en notables diferencias que no pueden ignorarse.

    En realidad equiparar a los gobiernos ¨socialistas del siglo XXI¨ con los regímenes totalitarios como el nazismo alemán y el estalinismo ruso resulta en una falacia de ¨falsa analogía¨ ya que no  se toma en cuenta las diferencias relevantes que invalidan tal comparación, es muy similar a aquella ¨falsa analogía¨ que consiste es igualar al municipio socialcristiano guayaquileño con los estados fascistas (alemán e italiano), falacia muy común entre intelectualoides de derecha e izquierda (inclusive he presenciado en directo el uso de ese sofisma). En conclusión, definitivamente hay buenas razones para sostener la afirmación de que este régimen es una dictadura autoritaria, pero hay enormes diferencias entre una dictadura autoritaria y una totalitaria.

  6.  ¨A estas alturas del partido, no quedan dudas sobre el carácter
    dictatorial y totalitario de la revolución ciudadana, un proyecto de
    varios amigos y sus familias¨.

    No estoy de acuerdo con el señor Larreátegui, resulta desproporcionado endilgar al actual régimen el
    calificativo de ¨totalitario¨. Es muy común (en especial en estos
    momentos de crispación política) escuchar y leer a críticos u opinantes
    utilizar este término en contra de la ¨revolución ciudadana¨, esto me
    parece erróneo; empezando por el hecho de que no se suele definir lo que
    se entiende por ¨totalitarismo¨, con el fin de seguir el sabio consejo que
    da Voltaire, invocando a Locke, en su ¨Diccionario Filosófico¨ :

     ¨¡Oh, Locke! Venid y definid los términos, porque no creo que entre
    todos esos polemistas platónicos hubiera uno que se entendiera¨.

    La propia polémica que reviste la definición del término exigiría un
    análisis previo para determinar los elementos constitutivos de un
    sistema totalitario,  y examinar si coinciden con las características
    particulares de aquellos gobiernos a los que se han señalado como tales. Franz Neumann identifica en el capítulo 9 del volumen ¨The democratic and the authoritarian state : essays in political and legal theory¨
    (¨Notes on the Theory of Dictatorship¨), tres tipos de dictadura:
    autoritaria (o simple), cesarista, y totalitaria. A esta última la
    decribe con las características que presenta el señor Larreátegui, pero
    con una comparación superficial ya existen diferencias relevantes, por
    ejemplo, el actual régimen no controla a los medios de comunicación
    (independientes), no se presenta en este país el ¨monopolistic state
    party¨, es decir el régimen del partido único estatal (ejemplo típico:
    partido nazi), condición sine qua non para la existencia de un estado
    totalitario, esta es una condición muy importante, ya que en ella
    coinciden los autores clásicos como  Carl J. Friedrich y Zbigniew
    Brzezinski (¨Totalitarian Dictatorship and Autocracy¨), Hannah Arendt
    (¨The Origins of Totalitarianism¨), o Raymond Aron (¨Democracia y totalitarismo¨).

    También, según Neumann, se busca el dominio absoluto de todos los
    sistemas que integran la sociedad (económico, cultural), lo que no
    ocurre con la ¨revolución ciudadana¨, además los estados totalitarios
    implantan el ¨terror¨, una política de uso desmedido, ilimitado de
    violencia contra cualquier posible adversario o enemigo (ya sea por
    interés político o ideológico, ejemplos de este ¨terror¨ son los
    pogromos antisemitas como la ¨Kristallnacht¨ o las purgas estalinistas),
    esta condición, también muy importante, no está presente en el actual
    régimen. Hay muchas otras diferencias que deberían ser analizadas (por
    ejemplo, las ideologías) y que por lo general, resultan en notables
    diferencias que no pueden ignorarse.

    En realidad equiparar a los gobiernos ¨socialistas del siglo XXI¨ con
    los regímenes totalitarios como el nazismo alemán y el estalinismo ruso
    resulta en una falacia de ¨falsa analogía¨ ya que no  se toma en cuenta
    las diferencias relevantes que invalidan tal comparación, es muy similar
    a aquella ¨falsa analogía¨ que consiste es igualar al municipio
    socialcristiano con los estados fascistas (alemán e italiano), falacia muy común entre intelectualoides

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