Siria cañonea otra ciudad; la ONU emprende gestión mediadora

BEIRUT (AP) — Las fuerzas sirias renovaron el sábado su ofensiva en la ciudad norteña de Idlib, donde cañonearon uno de los centros del levantamiento contra el régimen del presidente Bashar Assad. Familias enteras huyeron despavoridas mientras los rebeldes trataban de obstaculizar el avance de los soldados y columnas de humo negro se elevaban al cielo.

La operación militar ha suscitado temores de que el régimen planee una nueva ofensiva total en Idlib como el sangriento ataque del mes pasado que capturó un sector rebelde de la ciudad de Homs, más al sur.

Mientras seguía la lucha, el enviado de las Naciones Unidas, Kofi Annan, se reunió con Assad en Damasco en una misión internacional para mediar un fin al conflicto que lleva un año.

La agencia noticiosa estatal SANA reportó que las conversaciones entre Assad y Annan fueron «positivas» pero no dio detalles.

En Idlib, varias familias huyeron llevándose lo que pudieron de sus pertenencias, según un equipo de la Associated Press en la ciudad, el centro principal de la región del norte. Un grupo de mujeres y niños se abrigaba con mantas en una habitación de un edificio.

Los combatientes de oposición corrían por las calles, parapetándose en las esquinas. Los heridos eran conducidos a camiones para llevarlos a las clínicas. Un grupo de hombres usó palas para destruir obstáculos en el tránsito a fin de facilitar el paso de las ambulancias.

El régimen despachó refuerzos a Idlib esta semana, incluso tanques y vehículos blindados de personal, dijeron los activistas, y reportaron que ha habido decenas de muertos en el área en los últimos días. Las cifras de bajas no pudo ser confirmada de manera independiente.

Las acciones sugieren que el régimen concentra ahora su ofensiva en Idlib después de recapturar el distrito de Baba Amr, en la ciudad central de Homs, al término de una ofensiva de un mes que al parecer dejó cientos de muertos y devastó ese sector.

La carnicería en Homs hizo que los países árabes y occidentales renovaran sus reclamaciones de acción para poner fin a la crisis, que muchos temen desemboque en una guerra civil abierta. Las Naciones Unidas calculan que más de 7.500 personas han muerto desde que Siria inició su represión contra los opositores. La rebelión comenzó hace un año en forma de protestas pacíficas contra Assad.

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