La caída de Lugo y el retorno de los colorados

Por Martín Santiváñez Vivanco
Lima, Perú

Cuenta Ricardo Palma que el Libertador Simón Bolívar envió una carta a Gaspar Rodríguez de Francia, el sombrío tirano que sojuzgó a los paraguayos e inspiró a Carlyle y Roa Bastos páginas inmortales de historia y literatura (Yo, el Supremo). El encargado de entregársela al Doctor Francia fue un capitán de apellido Ruiz, quien tras un largo mes de fatigas, llegó a la frontera del Paraguay. Desde allí fue conducido hasta Asunción por dos guardias que sólo hablaban guaraní. Al llegar a casa del tirano, impedido de apearse, entregó el pliego al oficial de guardia. Una hora después recibió un sobre lacrado con la respuesta del dictador. En ella, el “Supremo” desbautizaba a Bolívar, se negaba a la apertura y proclamaba la eternidad de la autarquía guaraní.

La historia paraguaya influye en su configuración institucional. El sistema político fomenta la influencia de los partidos y el peso de los caudillos. Lugo, el ex obispo católico, ha sido defenestrado porque sus graves errores fueron capitalizados por la implacable maquinaria política de “los colorados”, apoyados por el Partido Liberal Radical Auténtico (PLRA), aliados del presidente hasta el martes último. Patria Querida y la UNACE del militar Lino Oviedo se han plegado a lo inevitable. El enfrentamiento de la Policía con los invasores de tierra fue el detonante de la crisis aunque la destrucción de Lugo es, en esencia, la crónica de una maniobra coordinada. La votación en su contra ha sido aplastante (39 senadores contra 4). A diferencia de Zelaya, que tenía apoyo interno, los sindicatos a favor y una izquierda organizada, Lugo se va a casa sin respaldo para resistir. Sus escarceos con el socialismo del siglo XXI mermaron su imagen de reformista independiente. La presencia de los Cancilleres de UNASUR y los aspavientos de Brasilia, Quito y Caracas, antes que fortalecer su posición, la debilita. Si hay algo que no admite la cultura política paraguaya es el ucase de las potencias extranjeras.

El ex presidente erró al intentar dividir y postergar al PLRA. Por otro lado, el partido colorado (ANR) juega la carta del control institucional absoluto para asegurar su retorno hegemónico en las elecciones del próximo año. Es muy probable que esto se logre, ya que, a pesar de los escándalos de corrupción, los colorados pesan en Paraguay tanto como el priísmo en México o el peronismo en Argentina. Y ahora se encuentran unidos en función a las elecciones, a diferencia de 2008, cuando fueron derrotados por Lugo, el outsider. Como decía Martín Adán: finalmente, hemos vuelto a la normalidad.

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