Hermano de Santos revela detalles de diálogo con FARC

BOGOTA, Colombia (AP) — El periodista Enrique Santos, hermano del presidente Juan Manuel Santos, reveló el domingo detalles hasta ahora desconocidos del proceso de paz que llevan adelante el gobierno y la guerrilla de las FARC en el que fue una de las figuras clave.

«En uno de mis viajes a Colombia le dije al presidente que lo apoyaría en su plan de conseguir la paz. A él le sonó mucho la idea, ya que yo había trajinado en procesos de paz anteriores y conocía a dirigentes históricos de las Farc y Eln (Ejército de Liberación Nacional). Les dio mi nombre y la respuesta fue positiva. Así quedé embarcado de manera irreversible en este proceso en el cual creo, porque lo considero una obligación moral y política», aseguró Enrique Santos en un artículo de su autoría publicado el domingo por el diario El Espectador.

En septiembre, el presidente Santos anunció que su gobierno había firmado un preacuerdo con las rebeldes Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) para iniciar un proceso de paz con el objetivo de poner fin a casi 50 años de conflicto interno.

Enrique Santos dijo en su escrito, titulado «Negociando con las FARC en Cuba», que cuando se iniciaron los acercamientos con el grupo armado hubo grandes dificultades. La primera de ellas, precisó, «fue discutir dónde nos sentaríamos a dialogar. La guerrilla insistía que en Colombia o en Venezuela. Nosotros fuimos enfáticos en que por ningún motivo sería en Colombia. Nos decidimos por Cuba, por seguridad y, sobre todo, porque garantizaba confidencialidad».

Pero según relató poco después vendría un asunto más complicado: sacar de las selvas colombianas y llevar a Cuba a Mauricio Jaramillo, alias «El Médico», uno de los seis miembros del secretariado o la máxima línea de mando de las FARC.

De la salida de Colombia de Jaramillo, cuyo verdadero nombre es Jaime Alberto Parra Rodríguez, según Enrique Santos, no se enteraron «ni siquiera las Fuerzas Armadas».

«Hubo aplazamientos, dudas, desconfianza. Fue muy difícil convencer a las Farc para que, después de la ‘Operación Jaque’, aceptara montar al jefe del bloque Oriental y miembro del secretariado, en un helicóptero suministrado por el Estado. En el momento de recogerlo se apareció con una guardia de más de 50 hombres armados hasta los dientes, al final hubo llanto de las guerrilleras y ceremonia de despedida. Ese fue el primer gran logro: poner a Jaramillo en La Habana. Ese proceso duró cerca de un año», relató Enrique Santos, un periodista de 67 años que durante 10 años fue el director de El Tiempo, el medio de comunicación más influyente de Colombia. El 2 de julio de 2008, en la llamada ‘Operación Jaque’, efectivos del ejército colombiano haciéndose pasar por periodistas y miembros de la Cruz Roja Internacional engañaron a las FARC y liberaron a la política colombo-francesa Ingrid Betancourt, a tres ciudadanos estadounidenses y a 11 militares y policías.

«Al fin, el 23 de febrero (de 2011), llegamos a La Habana, un día antes de la primera sesión formal. Esa noche noruegos y cubanos organizaron el primer contacto personal… El encuentro fue una mezcla de nervios, emoción, tensión y expectativa. Fue cordial, pero con distancias, queríamos evitar similitudes con la francachela del Caguán», la sede de los fallidos diálogos de paz entre el gobierno del ex presidente Andrés Pastrana y las FARC entre 1999 y 2002.

En total, y antes de la firma del preacuerdo para el proceso de paz, «tuvimos 10 encuentros y unas 70 sentadas a la mesa», dijo el periodista. Incluso en una oportunidad le dijeron que en Cuba estaba Rodrigo Londoño, alias «Timoléon Jiménez» o «Timochenko», el máximo jefe de las FARC desde hace más de un año. «En alguna ocasión, por allá en marzo, nos enteramos de que Timochenko estuvo en La Habana. Nunca lo vimos. Varias veces estuvimos al borde de la ruptura, una de ellas por el tema de la dejación de armas. El asunto fue tan tenso que El Médico, quien había dejado de fumar años atrás, recayó en el vicio. Yo ya había recaído».

Después de meses de acercamientos, añadió, finalmente «el 27 de agosto firmamos (el preacuerdo)… Se puso una mesa con mantel y en medio del ajetreo de las fotos y filmaciones estábamos corrigiendo comas, sacando las últimas copias. Fue un momento de gran distensión, mucha alegría y algo de protocolo».

El 18 de octubre en Oslo, la capital noruega, el gobierno de Santos y las FARC instalaron formalmente la mesa de negociación. Después el proceso volvió a La Habana entre delegados de ambas partes.

Ni Enrique Santos ni «El Médico» forman parte de los equipos negociadores. «Cuando me despedí de los guerrilleros les expliqué que había terminado mi misión y que había decidido no seguir en la siguiente fase. El Médico también me contó que no seguiría. No es un hombre de echar discursos, se nota que le hace falta el monte. Creo que para Semana Santa (de 2013) debe haber salido siquiera el primer punto (de la negociación). Conozco a mi hermano, él está jugado con esto, pero su paciencia no es infinita. Tampoco la del país», sentenció Enrique Santos.

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