De filósofos y filósofos

Joaquín Hernández
Guayaquil, Ecuador

Me llamó la atención el artículo que publicó hace unas semanas Andrés Oppenheimer, ¡Menos filósofos, más ingenieros!, por la enorme generosidad de la que hace gala al llamar filósofos a los abogados, psicólogos y graduados de ciencias sociales, -no sé si estos últimos también lo hagan-, y por la lucha entre ingenuidad y mala conciencia democrática que marca sus conclusiones.

El mensaje es bastante viejo aunque acicalado con estadísticas: lo que necesitan los países para desarrollarse son ingenieros quienes por supuesto tienen el aura de las ciencias duras. Ya lo decían en su momento algunos cepalinos (allá por los sesenta del siglo pasado) y pero sobre todo los positivistas de finales del siglo XIX y comienzos del XX cuando discutían de la modernización de nuestros países. No era por supuesto ningún descubrimiento latinoamericano. Venía de don Auguste Compte nada menos y de su ley de los tres estadios.

¿Quiénes son esos filósofos de los que vale la pena desembarazarse para entrar de una vez por la senda del progreso y del éxito? En el artículo los que aparecen como tales, primeros en lista son… abogados. El mal es occidental: tanto el presidente Obama como el candidato opositor Rommey son abogados igual que el ex –presidente Felipe Calderón reemplazado ya por otro abogado, Enrique Peña Nieto. De ahí la conclusión: En América del Sur, la mayoría de los países presidenciales han sido habitados desde hace mucho tiempo por abogados…

La identificación de abogados con filósofos no es sin embargo suficiente. La preocupación es que en la mayoría de los países latinoamericanos, la primacía de las humanidades y ciencias sociales sobre la ingeniería y las ciencias duras es aún mayor. Ahora se comprende por qué no hemos progresado. La solución está al alcance de la mano…

Evidentemente los EEUU no son el modelo de país al que habría que imitar en esta especie de liquidación de las ciencias sociales, el derecho, la psicología en nombre de la filosofía. El modelo es China, -también pudiera haber añadido Corea del Sur otro ejemplo de democracia,- donde de acuerdo al articulista, un ingeniero químico fue designado por el Congreso Nacional del Partido Comunista para reemplazar a Hu Jintao, un ingeniero hidráulico, que a su vez reemplazó al presidente Jiang Zemin, un ingeniero eléctrico…La lección es clara: el 31% de todos los graduados universitarios de China se especializan en ingeniería frente al 5% de los EEUU.

¿Un columnista identificado con el liberalismo propone como modelo nada menos que a la dictadura de China Comunista? ¿Estamos leyendo La feria de las equivocaciones o la senda de los incautos? Oppenheimer aclara: no, no hay que ver a Xi (el ingeniero hidráulico) ni a la dictadura china como modelos políticos…No seamos extremistas ni mal pensados. Simplemente, el hecho de que producimos demasiados filósofos y muy pocos ingenieros solo debería servirnos de recordatorio de la necesidad de producir más ingenieros y de hacer que la ingeniería sea un estudio más divertido. No es para tanto…

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