Manual para atraer inversión extranjera

Gonzalo Orellana
Londres, Reino Unido

Mucho se ha escrito, y aquí me incluyo, sobre lo baja que es la inversión extranjera (IED) en Ecuador, no supero lo $500 millones en 2012. Esto es particularmente decepcionante dado que en los últimos 4 años América Latina y otros mercados emergentes han recibido cifras récord de inversión. Las explicaciones a nuestra baja capacidad de atraer inversiones son variadas: un mercado pequeño, tanto por población como por capacidad adquisitiva, un gobierno hostil hacia el sector privado, regulación restrictiva en sectores clave como petróleo y minería, poca confianza en el sistema legal y en algunos casos directamente el desconocimiento que la mayor parte del mundo tiene sobre lo que pasa en Ecuador.

Las comparaciones aunque odiosas son útiles, y cuando se compara nuestra IED con la de nuestros vecinos es inevitable sonrojarse. En 2012, Colombia recibió $15.243 millones y Perú $12.240 millones, sin embargo lo que muchas veces no se dice es que el 81% de la inversión en Colombia se destina a petróleo y minería y el 61% en Perú a este último sector. Quitando estos dos sectores de la inversión en nuestros vecinos, y ajustado por población, nos da un número que ya no dista tanto de lo recibido por Ecuador. ¿Por qué he excluido a estos dos sectores? Pues porque es donde la regulación ecuatoriana es menos atractiva a potenciales inversionistas. La renegociación de contratos petroleros hecha por este gobierno fue aceptada por las empresas que ya habían hecho inversiones y estaban en plena fase de extracción; el margen que el Estado otorga no es atractivo para empresas en fases de exploración y construcción de pozos petroleros, pues las inversiones no serían recuperadas. Con la minería pasa lo mismo, la ley ecuatoriana exige un mínimo del 53% de los ingresos, participación muy por encima de lo exigido en otros países de la región.

 A la pregunta de como hacemos para atraer más inversionistas, la primera respuesta es reformar la ley de minería, reconociendo que la repartición de beneficios debe darse una vez que la empresa privada haya recuperado sus inversiones. Lo mismo aplica para los nuevos contratos producto de la ronda petrolera que está en marcha. Si queremos que empresas exploren y exploten el petróleo, tenemos que encontrar un equilibrio entre recibir la justa compensación por la explotación de un recurso no renovable, incluyendo los impactos negativos en comunidades vecinas y el medio ambiente, y otorgar a las empresas privadas una tajada de los ingresos que cubran sus inversiones y les den algún tipo de rentabilidad.

El segundo paso importante seria la vuelta del país al mercado de capitales, es decir la colocación de bonos en el mercado internacional. El gobierno ha dado pasos en esa dirección y el momento no podría ser mejor, dado el apetito internacional por inversiones con rentabilidades interesantes. Para que tengamos una idea, en los últimos meses hemos visto a países como Bolivia emitir deuda a 10 años, lo que no hacia desde 1920, así como emisiones exitosas de naciones como Honduras, Mongolia o Zambia. Volver a emitir deuda  no solo sería positivo para el gobierno, que disminuiría su dependencia del financiamiento chino, sino que sería beneficioso para toda la economía, puesto que la deuda del gobierno es el referente en el que se fija cualquier inversor para entrar en un país, y adicionalmente permitiría a empresas ecuatorianas tomar prestado en el exterior en mejores condiciones.

Aunque el impacto de los acuerdos comerciales en la economía y en la atracción de capitales a veces se exagera, por ejemplo vemos que Guatemala teniendo un TLC con EE.UU. apenas recibe inversión y Brasil que no tiene acuerdos es uno de los principales receptores de IED del mundo, la realidad es que los acuerdos generan confianza en los inversores, sobre todo cuando se trata de países tan volátiles como el nuestro.

Atraer inversores es como atraer turistas, hay que promocionar el país si queremos posicionarlo como un destino interesante. Es aquí donde viajes como el recientemente hecho por el presidente a Europa puede ser útil, Rafael Correa no solo ha sido el primer mandatario de la izquierda latinoamericana que ha sido invitado por el actual gobierno alemán, sino que además, y considerando los interlocutores, se trató de una visita de primer nivel. Aunque es muy pronto para ilusionarnos, parecería que finalmente en el exterior están empezando a diferenciar a Ecuador del resto de socios bolivarianos. Es necesario sin embargo mejorar los programas de incentivos que el gobierno ofrece a nuevos inversionistas; como en el caso del turismo el país compite con muchos otros destinos, que en su mayoría nos llevan ventaja, tanto por su tamaño como por su posicionamiento a nivel internacional.

La inversión extranjera sin embargo no lo es todo, por ejemplo Colombia aún con niveles record de IED ha crecido por debajo de Ecuador en 4 de los 6 años comprendidos entre 2008 y 2013, considerando la última previsión del FMI. Esto se da porque la llegada masiva de flujos de inversión extranjera puede afectar negativamente a otras industrias o  concentrarse en los sectores más rentables y no necesariamente donde una economía necesita desarrollarse, esta ultima puede ser la explicación de porque Colombia también crece menos que Perú.

El gobierno ecuatoriano hasta ahora ha sido capaz de impulsar el crecimiento sin la necesidad de atraer inversión extranjera, sin embargo si pretendemos mantener ese crecimiento de forma sostenida inevitablemente requerimos del capital, conocimiento y experiencia que el resto del mundo tiene para ofrecer.

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