El Yasuní, su “cash flow” y su costo de oportunidad

Nicholas Gachet
Quito, Ecuador

Los estudiantes de finanzas repasamos, con mucha frecuencia, un concepto llamado los cash flows (o flujos de caja en su traducción al español). Esto se trata básicamente en el cálculo de las cantidades de dinero que un proyecto puede generar y una proyección de estas en años futuros.

Una de los rubros más interesantes al momento de calcular los flujos de caja es el del costo de oportunidad del proyecto en relación a otros que pudieron ocupar su lugar. Como forma de ilustración, imaginemos una empresa que fabrica un bien X y ahora esta misma quiere comenzar un proyecto en el cual la misma empresa fabricará un bien Y; para esto supongamos que necesitará el arriendo de un nuevo edificio. Ahora, ¿cuál es el costo de oportunidad de adquirir este nuevo edificio? Es decir, ¿qué hubiera sucedido si en lugar de arrendar este nuevo edificio para las operaciones del nuevo proyecto de la empresa, se lo usaba para ampliar las labores y mejorar ciertos aspectos del bien X en lugar de comenzar a producir un bien Y? Contabilicemos esto. No es tan fácil, ¿verdad?

Llevemos este razonamiento al tema tan discutido del Yasuní.

De acuerdo a las cifras que lanzan tanto analistas como el Gobierno, la cifra estimada de petróleo que se encuentra en el ITT redondea los 18.000 millones de dólares en términos presentes. Supongo que esta cifra es neta (es decir ya contabiliza los gastos). Para obtener ese número, supondría que se usó un método similar a los cash flows para tomar en cuenta tanto ingresos como gastos relevantes (no costos hundidos ni otros que no tengan que ver con el producto, en este caso el petróleo) y proyectarlos a una cantidad de años que les parezca conveniente.

En este análisis tan robusto y detallado que se debe haber realizado me gustaría que nos mostrasen qué o cuánto pusieron en el rubro relacionado al costo de oportunidad del proyecto. ¿Cómo se contabilizó la pérdida de biodiversidad a cambio de los beneficios económicos?

Cabe decir que no soy ecologista, por lo que cambiaré de pregunta: ¿Quién, cómo y cuánto contabilizó el costo de oportunidad que tendrá sobre la sociedad ecuatoriana la inyección de más recursos petroleros? Dejando el petróleo bajo tierra se crearía en la población la necesidad de crear e innovar, mientras que sacando el petróleo, la sociedad ecuatoriana tendrá todavía la “golosina” de todos los días y la herencia de la revolución ciudadana no quedará en más que alimentar una mentalidad de pobreza en lugar de su tan ansiado cambio de la matriz productiva.

Finalmente, quiero compartir la siguiente reflexión: ¿Acaso los 18.000 millones de USD que nos lanzan día a día engloban los factores expresados en el párrafo anterior? De ser así, alguno de nuestros funcionarios que ha de haber realizado el cálculo se merece una condecoración y, por qué no, una posible nominación al Nobel de economía.

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