Jorge Delgado Torres
Guayaquil, Ecuador
Regresemos a la noche del 15 de abril del 2012. Danilo Carrera, aún en su cargo de presidente del Comité Olímpico Ecuatoriano (COE), citó a los miembros de las 43 federaciones deportivas ecuatorianas a una reunión de emergencia. A penas unas horas antes de la convocatoria, en Moscú, la ACON, Asociación de Comités Olímpicos Nacionales, anunciaba que el Ecuador estaba siendo sancionado de su participación en los Juegos Olímpico de Londres 2012. ¿El motivo? El 3 de mayor del 2012, Galecio Luna, quien ejercía de magistrado principal del Juzgado XXIV de Garantías Penales, falló a favor del Ministerio del Deporte, presidido por José Francisco Cevallos, dando luz verde para que la cartera del estado ingrese ‘interventores’ en las federación deportivas. Antes del fallo del juzgado, las federaciones respondían al COE, pero después de la decisión del juez, obedecerían al Min. del Deporte. Pero ¿entonces por qué la sanción?
Ahora hablemos de la Carta Olímpica, que en palabras entendibles, es la constitución del Comité Olímpico Internacional (COI), órgano rector de los Juegos Olímpicos, entidad no gubernamental y administrada a base de patrocinios y autogestión. Hablemos de su constitución, del tópico 31, articulo 5:
Atando cabos: una entidad gubernamental ha tomado el control del deporte nacional, por lo que el COI, y sus organizaciones paralelas, se vieron en la necesidad de sancionar al país.
Han pasado 16 meses desde el incidente. Ecuador logró participar en los JJ.OO. de Londres, en agosto del 2012, gracias a un acuerdo logrado entre el señor Cevallos, el señor Carrera y, una persona nueva en el conflicto: Alejandro Blanco, representante del COI, y quien, en teoría, venía a solucionar los problemas de deporte local; a conciliar, como dirían los representantes a los medios de prensa.
Pero ese mismo 2012, en el mes de septiembre, el Ministerio de Deportes convoca a elecciones de las federaciones ecuatorianas, irrespetando el acuerdo llegado con el señor Blanco. Elecciones que carecieron de la participación de todas las entidades calificadas a sufragar. Y posteriormente, el Ministerio reconoció a las 43 federaciones así elegidas, a las que dio su aval. Pero, para ‘sorpresa’ del Ministro, estas federaciones, elegidas por un ente gubernamental, empezaron a ser sancionadas, una por una, por sus respectivas federaciones internacionales.
(En el presente)
Ayer, en el tercer piso del Unipark Hotel, en el área de los salones, el Ministerio del Deporte, presidido por el ex arquero de la Liga de Quito, llamó nuevamente a elecciones. Esto porque las que su cartera de Estado había designado estaban penalizadas para competir. La elecciones fueron acordadas después de que, a principios del mes de agosto, Cevallos, el señor Blanco y el General Marcelo Delgado, actual presidente del Comité Olímpico Ecuatoriano (luego de la renuncia de Carrera), y delegados de cada una de las federaciones deportivas internacionales, llegaran a un acuerdo, en la ciudad de Quito, a llamar a elecciones nuevamente, bajo las reglas de la Carta Olímpica. O al menos eso dijeron.
Pero hay un hecho que vale resaltar y que pudo cambiar mucho el panorama actual: el 24 de mayo del presente año, Alejandro Blanco, designado por el COI para mediar en el conflicto, y que en primera instancia rechazara la actuación del Ministro de Deporte en septiembre del año pasado, cambió su postura frente al conflicto luego de una reunión de 40 minutos que él, el representante del COI, el señor Cevallos y Rafael Correa, presidente del Ecuador, sostuvieran en la sala de autoridades del aeropuerto de Tababela, en Quito.
¿Por qué afirmo que cambió su postura? Eso se lo pueden preguntar a cada uno de los presidente de las federaciones deportivas ecuatorianas ( las que no siguen la línea oficial) y que, durante el encuentro realizado a principio de agosto de este año, en el que también tuvo que estar presente el señor Blanco, fueron abordados por el representante del COI para pedirles que ‘suavizaran’ los requisitos y aprobaran a ciertos clubes deportivos privados, esos que, ‘por algún motivo’, son reconocidos por le Ministerio de Deporte (y los que son reconocidos por las internacionales, en cambio, ‘no existen’ para la cartera del estado), y así las elecciones puedan darse tal y como, según entiendo, el Ministerio planeaba.
Todo lo que pasó en Quito a principios de agosto no sirvió para nada. ¿Pero cómo?
Ayer, el Ministerio del Deporte, que coincidentemente había olvidado tramitar la lista de representantes de cada uno de los clubes que podía votar en contra de su línea, porque los que estaban con ellos si la tenían aprobada (esto pregúnteselo a cualquiera que haya estado presente en la votación de ayer), logró detener todas las votaciones que, por estatutos de cada una de las federaciones internacionales, iban a perder.
Les voy a hablar de un caso muy en particular (y aquí es donde pido disculpas si pierdo la parcialidad): la elección de la federación ecuatoriana de natación, elección en la que yo participé como presidente del club de alto rendimiento que mi familia posee, elección que estuvo llena de irregularidades.
Pese a que, a principios de agosto, la delegada internacional de la FINA (Federación Internacional de Natación Amateur)
Pese a que, a principios de agosto, la delegada internacional de la FINA (Federación Internacional de Natación Amateur), tras revisar la documentación entregada, tanto por el Min. del Deporte y la Federación Nacional, estableciera cuáles eran los clubes que cumplían con todos los requisitos para poder votar en la elecciones (bajo las normas establecidas por la FINA), clubes que no fueron avalados por no cumplir los requisitos necesarios, se presentaron al sufragio. Hecho que, desde el principio incomodó a la delegada.
Pero el drama viene después, cuando los representantes de los clubes no reconocidos por la Internacional empezaron a hablar y, en tono altanero, cuestionar la autoridad de la señora delegada, que no habla español. Para solucionar esta situación, el Ministerio le puso un ‘traductor simultáneo que, muy convenientemente, omitió todas las partes que pudieran perjudicar (porque podía ser sancionados internacionalmente) a estos clubes que, como dije, cuenta con el respaldo de la entidad nacional, más no de la internacional. No estoy mintiendo, y la SECOM lo sabe, porque grabó toda la sesión de 5 horas de duración.
Solo yo, durante mi intervención, fui el que tuvo que traducirle a la representante todo lo que se había dicho de ella y de la entidad a la que ella representa: extractos del furiosos reclamo que, convenientemente, fueron obviados por el traductor (y tengo el video para probarlo).
La versión oficial de la cartera de Estado es que la elección de la Nacional de Natación se pospuso hasta octubre porque van a analizar ‘la forma en la que se está perjudicando a los clubes’ que los apoyan. Pero, viendo más allá del tema, y ahondando en el reglamento internacional, la elección se suspendió por todas las irregularidades mencionadas.
Esto no solo ocurrió en Natación. Ocurrió en cada una de las federaciones que no siguen la línea del Ministerio rector de la actividad deportiva en el Ecuador, entidad que se causado con su intervención la sanción internacional de los deportistas nacionales en el extranjero. Para su conocimiento, son más de 23 federaciones deportivas que, al competir en el extranjero, deben hacerlo sin poder utilizar la bandera del Ecuador. Y esto es algo que nuestros eruditos periodistas de prensa deportiva, no comunican. Es más, es algo que el ministro Cevallos se vino a enterar minutos antes de entrar a la reunión que el descalificaría.
Epílogo con opinión
Me encanta el despotismo de nuestra autoridad, más aún la forma en la que se lanza una piedra y se esconde la mano.
El señor Cevallos calificó de cobarde a «un señor que redactó el informe presentado a la Internacional y que estuvo en este cuarto (la sala de sesiones) pero que, como cobarde, salió, dejándonos en esta crisis».
Quién redactó ese informe es el señor Jorge Delgado Panchana, ex presidente de la Federación Ecuatoriana de Natación y vicepresidente de la Federación Internacional de Aguas Abiertas, que, como dijo el «señor» ministro, estuvo presente en el cuarto pero, acatando las normas de la Internacional de no poder estar presente frente a otra autoridad internacional a la hora de una votación, tuvo que retirarse del salón donde se realizó el sufragio.
Esta acción hubo que aclarársela al «señor» Ministro que, una vez que le pidiera respeto al señor que redactó el informa, es decir, mi veterano, me preguntó:
-¿Y quién es su papá?
– Jorge Delgado Panchana, a quien a sus espaldas llamó cobarde-, le contesté.
–Ah, yo no sabía. ¡Pero no he dicho nombres-, acotó velozmente.
¿Es esa la clase de personas que rigen el deporte? Y sí, ese informe fue redactado por el señor Delgado, mi papá, a quién los clubes afines al Ministerio del Deporte le han hecho la vida imposible, muy a sabiendas que todos los programas exitosos de la natación local, fueron diseñados durante su presidencia. Y hay recortes de prensa, archivos enteros que prueban esto. Es más, los hermanos de los deportistas que hoy reclaman la presidencia de la Federación Ecuatoriana de Natación, surgieron internacionalmente gracias al apoyo que mi veterano les dio. Sí, lo hicieron entrenando por su cuenta, con sus entrenadores y en su provincia, pero con la proyección y planificación de Delgado, que, sin lugar a dudas, levantó la natación de agua abiertas, y piscina, del Ecuador.
Ese informe que criticó se lo hizo con el material que fue entregado al ministerio, con los clubes que fueron aprobados por la cartera de Estado, aprobados por las autoridades locales sin mirar siquiera si cumplían con los estatutos de regulación internacionales, dados el visto bueno tan solo porque apoyan a una línea que es rechazada por todos los organismos internacionales de control deportivo. Por esa misma razón el organismo global los vetó. Pero claro, acá nuestra autoridad jamás se equivoca, ni da nombres.
Eso, esas son las elecciones que está realizando el Ministerio del Deporte del Ecuador.
* El texto de Jorge Delgado Torres ha sido publicado el 31 de agosto de 2013 en el blog «Diatribas».