Acuerdos con Irán

Joaquín Hernández Alvarado
Guayaquil, Ecuador

De vez en cuando hay buenas noticias en esta época de transición, como llamó a la nuestra Bolívar Echeverría. A lo mejor no son duraderas, –hay muchas cuestiones pendientes– pero no importa porque ese confuso tira y afloja en los asuntos internacionales es el signo de nuestro destino. Más allá de los términos de la negociación alcanzada en Ginebra la madrugada del domingo pasado entre los gobiernos de las principales potencias occidentales y de Irán, lo que resulta significativo es el triunfo del reconocimiento a un mundo definido por relaciones internacionales y no a las decisiones aisladas de autócratas ensoberbecidos.

Evidentemente el acuerdo al que se ha llegado, con toda la precariedad y contingencia que se le quieran dar, ha sido logrado con el apoyo del líder supremo el ayatolá Ali Jamenei y del presidente del gobierno Hasan Rohaní.

Como reseñaba la nota editorial de El País, en solo tres meses, Rohaní ha conseguido romper el bloqueo internacional contra Irán y alejar la posibilidad de un ataque militar. Algo absolutamente impensado para algunos analistas latinoamericanos que consideraban que el imperialismo estadounidense estaba decidido a la invasión y que los días de comienzo del ataque estaban contados. La foto del secretario de estado Kerry dándose la mano con el ministro de relaciones exteriores de Irán Mohamed Javad Zarif no solo era considerada impensable seis meses antes, sino que dice mucho sobre la valoración concedida por Teherán a la reducción de las sanciones internacionales por parte de las potencias occidentales.

“Estoy muy contento de que hayamos logrado este acuerdo después de diez años” comentó el presidente Rohaní, para añadir “El logro central de los derechos a enriquecer suelo iraní ha sido reconocido por las naciones”. El acuerdo con todo lo mínimo que se haya logrado, abre nuevas perspectivas a todos. A los iraníes en primer lugar donde la tasa de desempleo está alrededor del 20% y la inflación bordea el 40%. Pero lo más importante está por venir.

Como comentaba Serge Michel de Le Monde, si se logra consolidar lo acordado en Ginebra Irán, justamente, será sin duda una de las potencias económicas y políticas de la región. Por el lado de las potencias occidentales, la posibilidad de un interlocutor en una región en caos. El discurso del “eje del mal” por lo menos en lo que respecta a Irán ha cambiado. Occidente ha pasado ,de lo que un internauta de Le Monde llama, “la diplomacia del castigo” a una “diplomacia simétrica”.

Resulta decidora la lección de la dirigencia iraní en los momentos en que en América Latina, la escasez, el desabastecimiento de productos y el desempleo se cargan, por algunos gobiernos, a una especie de cuenta infinita a cargo del imperialismo y las oscuras conspiraciones que atacan siempre a regímenes, por supuesto eficientes a más no poder y exentos de corrupción. Invadidos sucesivamente por los árabes, mongoles, afganos, rusos, británicos como recuerda Michel, los iraníes conocen el costo de la guerra y los riesgos de invocarla.

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