“Lo vamos a hacer…”

Danilo Arbilla
Montevideo, Uruguay

Por suerte aún hay cifras por el mundo y aparecen libros y documentos testimoniales que constituyen una esperanza cierta de que en algún momento las cosas serán puestas en su sitio y el actual “relato” –progresista y populista– sobre América Latina, será arrasado por la verdadera historia y quedará expuesto como una gran mentira alimentada por los mandamases de ocasión y aupada por una manga de testaferros oportunistas y por no menos cobardes e hipócritas colaboracionistas que asienten, callan o meramente dan vuelta la cara.

Tuvo que morir violentamente una figura conocida –una exmiss– para que la prensa se ocupara de uno de los mayores genocidios permanentes de hoy: la violencia y la impunidad en Venezuela. Según las últimas cifras, el índice de homicidios es de 79 muertos cada 100.000 habitantes. De los más altos del mundo, si no el más alto. Lo ilustrativo es que desde que se implantó el “Socialismo del Siglo XXI” bolivariano, ese índice se ha multiplicado por cuatro. Cuando asumió Chávez en 1999 en Venezuela, ya violenta e insegura, era de 19 muertos por cada 100.000.

Y no solo en ese tema el bolivarismo ha llevado a Venezuela a las cabezas de las tablas. También lidera en materia de desabastecimiento, mercado negro de divisas (en competencias con el kirchnerismo de Argentina) y en inflación. En el 2013 fue el país con la mayor inflación en el mundo: 56,2%. Y parece que a los progresistas de la región no les fue bien en este tema y tras Venezuela desfilan Argentina (10,9% la oficial, 28,50% la real), Uruguay (8,5%), Bolivia (6,48%) y Brasil (5,84%).

Según el presidente Nicolás Maduro, se trata de un tema especulativo y el resultado de la guerra económica de la derecha y el imperialismo. Quizás le debería pedir consejo a Cristina Fernández de Kirchner, que no obstante se sitúa en el segundo peor lugar en la región, logró a través de la oficina gubernamental INDEC que la inflación fuera del 10,9%, casi tres veces menos que el 28,28% que informaron las empresas que se dedican en serio a ese tema.

Quizás la diferencia entre la presidenta y el venezolano sea que la sureña maneja mejor “la prensa” y la publicidad oficial con la que castiga a independientes y premia a amigos y adulones que contribuyen con “el relato oficial”.

No hace mucho apareció en la Argentina un libro biográfico sobre el notable periodista argentino Jorge Lanata, escrito por otro también reconocidos periodista y escritor de ese país, Luis Majul. Vale la pena leerlo, pero mientras tanto es bueno rescatar algunas pocas líneas harto elocuentes, que pintan cómo se hace o cocina “el relato”.

Lanata lanzaba un diario –Crítica– y uno de sus columnistas, un hombre muy allegado a Néstor Kirchner, fue a plantearle a este que en la pauta de la publicad oficial, como corresponde y es legítimo y honesto, se contemplara también a la nueva publicación. La respuesta de Kirchner, que en lo sustancial marca cuál era su política en la materia (y lo es aún, porque su viuda no la ha modificado e incluso la ha acentuado) fue: “Lanata es un extorsionador profesional. No solo no lo vamos a ayudar. Lo vamos a hacer mierda”.

No menos clara, quizás no tan “fina”, fue la opinión al respecto del entonces jefe de Gabinete kirchnerista, Alberto Fernández, quien con mezcla de cinismo y soberbia –le había dicho a una misión de la SIP que el Gobierno manejaba la publicidad oficial en función de sus intereses–, respondió lo siguiente a un representante de Crítica: “Al principio sí se puso (publicidad oficial). Lo que pasó es que no bien arrancaron pusieron una tapa muy crítica. No recuerdo qué decía. Sí recuerdo que llamé a Jorge y le dije: ‘Che. ¿No me podían haber dado un poco más de tiempo?’. La tapa generó una irritación enorme. Y Kirchner me recriminó. ¿Viste? iVos les das publicidad y mirá lo que nos hacen!’”.

Y así se escribe el “relato” de estas democracias que prestigian la OEA. Colocando el dinero del pueblo para que les mientan al pueblo.