La tragedia de Alianza PAIS

Pablo A. Játiva
Melbourne, Australia

Para un partido o movimiento político que ha encontrado la victoria electoral  en nueve ocasiones consecutivas durante siete años de gobierno, enfrentarse a una derrota que involucra perder las alcaldías de las principales ciudades del país es sin lugar a dudas una experiencia nueva que causa conmoción al interior del partido, angustia y hasta vergüenza. Esto es justamente lo que está ocurriendo al interior de Alianza PAIS.

La crisis interna agudiza la desconfianza entre los viejos compañeros, se buscarán culpables y hasta se pensará en boicots. Inevitablemente el partido se dividirá más, ahora no solo entre fieles y ultra fieles al líder, sino entre capaces e incapaces. Incapaces serán aquellos que no pudieron mantener el poder que les otorgó Correa hace unos años y serán considerados poco útiles para los designios de la revolución. La fuerza del máximo líder y presidente de la nación será una vez más el soporte que mantenga unidos a los revolucionarios. Esta situación de división y conflicto interno pone en aprietos al partido de gobierno, sin embargo, ésta no es la tragedia de Alianza PAIS.

La tragedia no es la debacle electoral en tradicionales bastiones del correísmo como Quito y Cuenca, la tragedia no es el derrumbe de falsos mitos como aquel que insinuaba que era imposible derrotar a Correa en sectores populares, algo que en ciudades como Quito y Guayaquil acaba de suceder, o el mito tan usado de que la imagen del presidente era suficiente para que candidatos de bajo perfil ganen elecciones tan importantes como las seccionales. Se caen los mitos, se pierde el poder, pero esto no es lo más grave.

La tragedia de Alianza PAIS es que luego de siete años en el gobierno, no tengan un solo candidato con capacidad de aglutinar la mitad de lo que aglutina Rafael Correa. La tragedia es no haber creado una verdadera organización política con bases populares reales sino una aplanadora electoral basada en un único e irremplazable líder. No hubo procesos de formación política, de creación de cuadros para fortalecer la organización, al contrario, PAIS apeló a la incorporación de reinas de belleza y ex futbolistas a sus filas, calculando ganancias electorales pasajeras. Nunca consideraron que necesitarían un sucesor, al contrario, a los posibles liderazgos fuertes dentro de la organización se les marginó por completo.

El drama de PAIS es haberse convertido en aquello que juraron combatir: Un partido político tradicional de Ecuador. Repitieron sus mismas prácticas y estrategias, no crearon militancia, no educaron a la ciudadanía, concentraron su existencia en un caudillo. La consecuencia obvia fue la falta de candidatos de calidad para enfrentar a una naciente y renovada oposición. Todo esto sumado a la interminable batalla con la prensa, con los ecologistas, con los médicos y todo aquel que discrepe con el régimen, termina con una derrota electoral y política que marca un nuevo ciclo en la política nacional.

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