«Silencio desdoblado» de Amparo Garzón en galería Patricia Meier

Guayaquil.- La galería de Patricia Meier invita a la inaguración de la muestra «Silencio desdoblado» de la artista colombiana Amparo Garzón (Bogotá, 1957), el martes 11 de marzo de 2014, a las 19h00.

Amparo Garzón hizo sus maestrías en pintura y grabado en metal en la Universidad Nacional de Colombia, y luego vivió un tiempo entre España e Italia, haciendo talleres individuales para perfeccionar su técnica y conociendo los museos y las obras de las que había leído en los libros de Historia del Arte.

Las esculturas que Amparo presenta en esta muestra son obras de Realismo Mágico, en las que ella utiliza el simbolismo que relaciona a las mujeres con los objetos de la cocina y con el sentido de contener: un objeto que contiene dentro de sí otro objeto, o, como la mujer que es la que contiene dentro de sí la creación de otra vida. «A través de la mujer se ha brindado tradicionalmente ese alimento de la familia, no sólo a nivel de comida y de objetos de comer, sino como el alimento que nutre, y lo que llena el espacio. Las obras son como recipientes, yo soy un objeto que contiene otro objeto, y tú te contienes en mí cuando me observas», dice.

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En el año 83, la artista vino a vivir al Ecuador, para trabajar en la Fundación Ópera del Ecuador en investigación histórica, teoría del color y escenografía. Acababa de terminar en La Scala de Milán un curso sobre «Elementos mínimos en el espacio», y «por una de esas sincronías que hay en el universo», como dice ella, el presupuesto que había para la puesta en escena de «La Traviata» en el Teatro Sucre de Quito era muy limitado, lo que le dio la oportunidad de manejar una escena con elementos mínimos. Para Amparo «fue una experiencia de creatividad, de búsqueda interior, contando con tan pocos recursos, el poder hacer «La Traviata», que es una de las óperas más hermosas, más grandes, un reto muy grande para cualquier director de escenografía. Fue como sacar de adentro lo mejor de uno mismo y ponerlo en el escenario».

Más adelante pudo montar nuevamente «La Traviata» con más presupuesto y mejorarla, y también «El Barbero de Sevilla» y «Elixir de Amor».

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Amparo se casó en Ecuador con el también colombiano Roberto Preciado, y tuvo a su hija Natalia, quien también es artista. Sin embargo, ambas afirman que la profesión de la madre no influyó con la decisión de la hija de estudiar arte, pues aunque la niña creció en su estudio, su madre jamás la puso en cursos de arte ni le dijo siquiera cómo sostener un lápiz.

«Yo le entregue todos los elementos y su elección fue libre», afirma Amparo, «nosotras tenemos una vida muy paralela, muy intensa las dos como artistas, y cada una en un espacio muy sagrado y muy único. Cuando necesitamos nos aportamos la una a la otra, como dos médicos que se aportan con un conocimiento técnico, pero en ese nivel, una no influye en la otra, porque he luchado por esa libertad interior».

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Por muchísimos años Amparo trabajó en una investigación sobre el «Informalismo», que es una escuela de arte europea en donde se trabaja todo a partir de texturas, con elementos que en su momento no eran propios de las artes, como el óleo y el pincel,  sino tomando cosas de la vida cotidiana, como por ejemplo, un muro derruido, en una forma absoluta de experimentación y exploración interna del artista.

Más tarde se dedicó a investigar sobre la escuela del Realismo Mágico, (que apareció a fines del siglo XIX en Austria, y no como se cree en América Latina), y realizó un documento sobre su obra y sobre lo que es el Realismo Mágico,  porque la literatura en español es muy escasa al respecto. La artista explica que primero nació la escuela de la Pintura Metafisica, y luego apareció algo que no era metafisica ni surrealismo, que utilizaba elementos reales para trabajar lo irreal, que es la escuela que se conoce como Realismo Mágico y abarca cine, fotografía, pintura, literatura.

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 Una de las instalaciones de la muestra se llama «Escuela de árboles», que es el nombre con que se conoce a los viveros en Europa. «Me encantó ese nombre» afirma Amparo, «porque el árbol a través de la historia es un elemento de gran importancia, que crea como una red, como una matriz hacia toda la tierra: el hombre y el árbol están en un crecimiento y un alimento mutuo, dicen que el árbol inhala lo que tú exhalas, y que cuando el árbol exhala, tú inhalas. Es una convivencia y una simbiosis absoluta, y tiene una connotación muy linda, porque el árbol entierra sus raíces en el inframundo, el tronco se yergue sosteniendo el peso, y las ramas van en la búsqueda de los universos superiores, por eso se dice, que el árbol es el único ser que vive en los tres mundos. El árbol tiene una magia espectacular, en los bosques y en los parques siempre hay un árbol madre que es el que nutre a todos los demás».

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Amparo también está muy involucrada con el «Healing Art», que es el arte como un poder sanador, que trabaja con la parte física, emocional, mental y espiritual del artista y el observador, usando las formas y el contenido de la obra para tener una comunicación más profunda con el observador. El espectador es un observador, y cuando observa, participa y cambia ésa realidad para él, por las emociones profundas que le produce la obra, y llega a tomar consciencia de que no es un observador lejano de la obra, sino que puede interactuar con ella.

Al respecto, está previsto que Garzón dicte algunas charlas introductorias sobre lo que ella maneja en su obra,

 

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