La revolución no necesita edecanes

Alberto Molina

Alberto Molina
Quito, Ecuador

El proyecto de Ley reformatoria a la Ley de Personal de las FF.AA., enviado a la Asamblea por el Presidente Correa, dispone que se derogue el Art. 45 de la Ley de Personal de las FF.AA., el cual se relaciona con los cargos de edecanes del Presidente de la República, del Vicepresidente, de los Presidentes de la Función Legislativa y de la Corte Suprema de Justicia.

En dicho proyecto simplemente se establece, sin mencionarlo, que los edecanes de las principales autoridades no son necesarios; se esgrime, entre otros motivos, que de acuerdo a la Ley Órganica de la Defensa Nacional, el representante legal de las FF.AA es el Ministro de Defensa, sin duda que así lo es. La presencia del edecán es una representación simbólica, una  demostración de la subordinación de las FF.AA. al poder civil, legítimamente constituido.

En relación a la “representación legal”, si utilizamos la misma lógica del proyecto de ley enviado por el Presidente Correa a la Asamblea, entonces  los deportistas, reinas de belleza, etc., que salen a competir al exterior, no podrán decir que representan al país; igual, ningún asambleísta podría decir que representa a la Asamblea.

Los edecanes son oficiales distinguidos, con altas calificaciones; deben reunir, entre otras cualidades, la discreción y la lealtad. Son testigos de las reuniones más reservadas y de muchos secretos; razón fundamental para que el dignatario deposite en él su absoluta confianza.

El Libertador Bolívar tuvo varios edecanes, se destaca el General Daniel F. O’Leary, irlandés, quien fue su edecán en todas sus campañas; en su biografía sobre Bolívar da un testimonio magistral de su vida junto al Libertador.

Suprimir el Art. 45 de la ley de Personal, es negar la historia, las tradiciones de una institución  como la militar que se las debe respetar. Durante 184 años de vida republicana de nuestro país, los presidentes y las principales autoridades del Estado han sido acompañados por sus leales edecanes militares. Ahora, en este gobierno, haciendo piruetas jurídicas, negando la importancia de la presencia de los edecanes, se pretende prescindir de sus servicios; quizá se deba a  que hay una injustificada desconfianza en los edecanes y su presencia les estorba (esto sería una nueva afrenta para las FF.AA.).

Habría que averiguar a los mandos militares si conocían o no este proyecto y si se les pidió su opinión; lo mismo, sería conveniente preguntar a los ex-Presidentes de la República, del Congreso y de Corte Suprema de Justicia, cuál es su opinión y cuál fue su experiencia al ser acompañados por un edecán militar.

Hay diferentes formas de debilitar a las FF.AA., una es cuantitativa, es decir, disminuyendo sus efectivos, armamento y equipo; otra, el debilitamiento moral, que hace mayor daño; una tropa debe estar siempre motivada y alentada por sus comandantes. Por lo tanto, todo lo que se pretende con este proyecto, es menoscabar la moral y la importancia que tienen las FF.AA. ecuatorianas.

 

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