“Asilo para Snowden, Libertad para Mery Zamora”

David Ochoa
Quito, Ecuador

Ha pasado más de un año desde que nos enteramos, gracias a Edward Snowden, que las grandes corporaciones del internet trabajan para el gobierno de EE.UU. en espiar masivamente a sus usuarios. También nos enteramos que los teléfonos de las líderes de Brasil y Alemania estaban “pinchados”, al igual que las comunicaciones de UNICEF y de la Unión Europea. Nos enteramos que empresas de EE.UU. nos venden hardware hecho con puertas traseras, para que las agencias de inteligencia puedan obtener información de los usuarios, en contra de su voluntad.

Nos enteramos que las agencias de inteligencia de los cinco países aliados de EE.UU. coordinaban entre sí para intercambiar información de sus ciudadanos y, más recientemente, nos hemos enterado que, tras el escándalo de las escuchas telefónicas, EE.UU. volvió a enviar espías para obtener información de la investigación parlamentaria que se sigue en Alemania.

Ha pasado un año y Snowden sigue en Rusia con un asilo temporal y la advertencia de no revelar más información que, a criterio del gobierno ruso, pueda afectar a EE.UU. Snowden ha solicitado asilo a Alemania y Brasil. No ha recibido respuesta, aún a pesar de que sus líderes son las directas beneficiarias de la información revelada por el espía que llegó al frío ruso, y se quedó ahí.

En Ecuador, de su lado, el juicio a Mery Zamora, que hace un año avanzaba a lentitud judicial, terminó en sentencia absolutoria. El cargo de interrupción de servicios básicos no prosperó porque, a criterio de la sala de la Corte Nacional, cuando Zamora sacó a los estudiantes del colegio Aguirre Abad, para protestar junto al Cuartel Modelo de Guayaquil, las clases ya habían estado suspendidas. El Presidente Correa dispuso al Ministerio de Justicia plantear quejas contra los jueces que emitieron la sentencia. De su lado, la Fiscalía ha planteado un recurso extraordinario de protección, para que el caso suba a la Corte Constitucional. La defensa de Zamora anunció que acudirá ante la Organización de Naciones Unidas, con este caso. No se puede afirmar que el caso ha terminado.

Hace un año, se volvió frecuente encontrar graffitti en las paredes de Quito, con una leyenda que combinaba ambos casos, pidiendo asilo para Snowden y libertad para Mery Zamora. Los mensajes estaban firmados, a veces, por el Frente popular u otras organizaciones adeptas al MPD.

Durante este año, también se anunció la decisión gubernamental de extraer petróleo que está en el Parque Yasuní. La recolección de firmas del grupo Yasunidos fue afectada tanto externamente, como al interior, lesionando su credibilidad con firmas repetidas o firmas de personajes de ficción. Las protestas contra la decisión del gobierno sobre el Yasuní se contagiaron de protestas emepedistas y luego, en el conteo de firmas, un grupo de académicos cercanos al MPD afirmaron, con base en un muestreo, que el grupo había superado las firmas exigidas para la consulta popular.

La merma electoral del MPD en las elecciones 2013 y 2014, acompañadas de la reducción de la influencia de su fraterna Unión Nacional de Educadores en el magisterio, pueden haber llevado al MPD a una estrategia de infiltración en reclamos o pedidos ciudadanos, tan legítimos como los casos Snowden o Yasuní.

La reciente eliminación de su registro como partido (sin procedimiento administrativo alguno), podría llevar al MPD a repetir la alianza con Pachakutik en siguientes elecciones, ahora ambas bajo la lista 18. Este escenario llevaría a unificar la tendencia de izquierda crítica al gobierno.

Tendremos MPD para rato, lo que cambiarán son las estrategias o los rostros.

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