Pánico por el ébola se extiende

Un funcionario médico examina con un termómetro a un empleado del Aeropuerto Internacional Murtala Muhammed en busca de síntomas del ébola, en Lagos, Nigeria, el 6 de agosto de 2014. (Foto AP/Sunday Alamba, archivo)

Caterpillar ya sacó a un puñado de empleados de Liberia. Canadian Overseas Petroleum Ltd. suspendió un proyecto de perforación. British Airways ha cancelado vuelos a la región. ExxonMobil y Chevron esperan ver si las autoridades de salud pueden contener el peligro.

El brote de ébola, que ha cobrado casi 1.000 vidas, está interrumpiendo negocios e infligiendo daño económico en los tres países africanos en el centro de la crisis: Guinea, Sierra Leona y Liberia. Hasta el momento, los analistas dicen que la crisis no amenaza a más economías africanas o la global.

El presidente de Nigeria declaró una emergencia nacional por el brote de ébola que azota a la nación más poblada de África, informó su oficina el viernes después de que el Ministerio de Salud confirmara dos casos más.

Los organismos competentes deben asegurarse que se toman todas las medidas posibles «para contener con eficacia la amenaza del ébola, en línea con los protocolos internacionales y las mejores prácticas», afirmó el presidente Goodluck Jonathan en el comunicado difundido por la presidencia.

El ministro de Salud, Onyebuchi Chukwu, informó el viernes que el total de casos confirmados ha aumentado a nueve, incluida una enfermera y un liberiano-estadounidense que murió en Lagos. Todos esos casos estuvieron en contacto con Patrick Sawyer, la mayoría de ellos en el hospital antes de que él falleciera, dijo el ministerio.

Sawyer voló a Lagos el mes pasado, perdió el conocimiento al llegar al aeropuerto y murió de la enfermedad en un hospital de la ciudad nigeriana cinco días después.

Jonathan también aprobó la liberación de 1.900 millones de nairas (11,7 millones de dólares) para contener el ébola a través de un plan de intervención. Dicho plan incluye el establecimiento de centros de cuarentena adicionales, examinación en las fronteras y el despliegue de más personal, dijo su portavoz.

Pidió también a las escuelas la posibilidad de ampliar las vacaciones hasta que haya una nueva evaluación nacional de la amenaza que representa el letal virus en Nigeria.

El presidente pidió a la población «dejar de difundir información falsa sobre el ébola que puede llevar a la histeria de masas, el pánico y la orientación equivocada, incluidas aseveraciones no verificadas sobre la prevención, tratamiento, cura y propagación del virus», informó Reuben Abati, portavoz del presidente.

El ministro Chukwu dijo el viernes que los rumores que están circulando sobre la prevención y tratamiento del virus son contraproducentes, y que algunas personas podrían estarse aprovechando de la situación para obtener ganancias.

Agregó que rumores de este tipo incluyen beber o bañarse en agua salada, despertarse alrededor del amanecer y usar jabones especiales. Si continúan los rumores se dictarán medidas para bloquear los mensajes de texto, advirtió.

El funcionario de salud indicó que 139 personas están ahora en observación después de entrar en contacto con gente infectada. La mayoría de ellos está cooperando, pero hay algunos casos que no, indicó.

«Algunas personas, en contra de nuestras recomendaciones, incluso han salido de Lagos, han tenido contactos primarios, para irse a otras ciudades», indicó.

Entre tanto, en Sierra Leona, el país vecino, el Gobierno decidió cerrar a cal y canto todas las carreteras que rodean las dos regiones más afectadas por la epidemia. El cordón sanitario, que afecta a toda la Provincia Oriental, supone, de facto, que ningún vehículo puede entrar o salir de la ciudad salvo que sea personal sanitario o de ONG o fuerzas de seguridad del Estado y militares.

Kenema, al igual que la vecina Kailahun, ha quedado aislada del resto del país. La medida ha generado una enorme inquietud. La población en general teme que empiecen a subir los precios y que haya desabastecimiento. “Aquí vivimos al día”, explica una vendedora de frutas muy enfadada, “si no vendemos no comemos”.

La medida ha venido acompañada de un importante despliegue del Ejército. “Para garantizar que se cumplen las medidas adoptadas, en especial la restricción de movimientos”, aseguran desde el Gobierno. En realidad, parece que se están viendo venir lo que todos temen, que la carestía y el desabastecimiento se transformen en ira y la ira en violencia. Kenema entierra a sus muertos envueltos en bolsas negras impermeables de plástico a un ritmo de cinco o seis cada día y nadie sabe, en realidad, hasta dónde puede llegar esto. Como si el Ensayo sobre la ceguera de Saramago hubiera dado el salto a la realidad, como si hubieran sido encerrados en una prisión de la que nadie puede entrar ni salir, los habitantes de este cruce de caminos se enfrentan a sus propios miedos.

Más relacionadas