Quito, 4 sep (EFE).- El músico argentino Daniel Sais, que colaboró con la banda Soda Stéreo a finales de la década de los años ochenta, lamentó que con Gustavo Cerati, fallecido hoy en Buenos Aires tras cuatro años en coma, «el milagro no se dio».
Sais, radicado en Ecuador desde hace 15 años, lamentó el fallecimiento de Cerati, del cual dijo es un «amigo» cuya pérdida genera «un dolor realmente importante, duro».
En una entrevista telefónica con la Radio Pública de Ecuador (RPE), Sais exaltó la abnegación de la madre de Cerati, Lilian, en el cuidado a su hijo durante el periodo en que se mantuvo en coma.
Ella, dijo el músico argentino, le brindó toda clase de cuidados y terapias como musicoterapia y acupuntura, «lo que tuvieses a mano para que Gustavo saliera del coma, pero lamentablemente el milagro no se dio».
«Los accidentes cerebrovasculares suceden, cada tres minutos en el mundo alguien muere de algún problema cerebro vascular», pero duele que pase esto con un amigo, remarcó Sais.
Según él, a Cerati, «como a todo los artistas, no les interesa que los recuerden, les interesa que los sigan disfrutando», porque «el arte no puede ser un recuerdo, el arte es eterno».
«Los artistas pueden morir, desaparecer, pueden irse, pero el arte que producen no, el arte que producen es eterno», insistió Sais, que se enteró de la muerte de Cerati en Buenos Aires, donde fue hace pocos días por asuntos personales.
El músico argentino, que reside en la ciudad de Guayaquil (suroeste de Ecuador), señaló que esta noche irá al velatorio de Cerati en la Legislatura porteña.
Sais, como tecladista, colaboró entre 1987 y 1990 con Soda Stéreo, la legendaria banda liderada por Cerati e integrada por Héctor «Zeta» Bosio y Charly Alberti.
Gustavo Cerati, de 55 años de edad, murió hoy «como consecuencia de un paro respiratorio», según un comunicado de la clínica Alcla, adonde estaba ingresado desde octubre de 2010, luego de haber sufrido en mayo de ese año un accidente cerebrovascular durante una gira en Venezuela, que lo sumió en un coma del que nunca despertó. EFE