Una mujer irá a la horca en Irán por matar a un hombre que quiso violarla

Teherán, 9 oct (EFE).- Transcurrido el plazo de diez días de retraso de su ejecución la joven iraní Reihané Yabarí, condenada a muerte por matar al hombre que asegura trató de violarla, espera ser ahorcada de forma inminente, tras la negativa de la familia de la víctima a perdonarla.

«Quiero que el derecho de la sangre de mi padre se cobre lo antes posible», declaró a Efe Yalal Sarvandí, hijo de la víctima, Morteza Abdolali Sarvandí, un médico y exempleado del Ministerio de Inteligencia asesinado por Yabarí según sentenció el tribunal que la condenó en 2009 a morir en la horca.

Organizaciones defensoras de los derechos humanos, como Amnistía Internacional o Human Rights Watch, han pedido la suspensión de la sentencia al considerar que el juicio a la joven, de 26 años y que tenía 19 cuando ocurrieron los hechos, no contó con las garantías necesarias.

La Unión Europea también instó esta semana a las autoridades iraníes a revocar la decisión judicial y celebrar un nuevo proceso.

Yabarí admitió haber apuñalado a Sarvandí en el cuello después de que éste intentara agredirla sexualmente, pero aseguró que no lo mató y dijo en el juicio que había una tercera persona en la habitación que pudo causar la muerte del hombre.

La ley iraní de guesas (retribución) pena los delitos de sangre con la muerte y otorga a la familia de la víctima la posibilidad de conceder el perdón y, también, la de participar en la ejecución de la sentencia.

«El juicio fue independiente. Fue un asesinato intencional, lo apuñaló con un cuchillo de cincuenta centímetros que compro dos días antes y llevaba en el bolso. ¿Qué otra intención podía tener?», asegura Sarvandí, que recuerda que su familia «ha perdido a un padre» y que él tenía 24 años cuando sucedió y su hermano menor tan solo nueve.

«La ley de guesas es correcta y la pena de muerte se aplica en muchas partes del mundo, incluido EEUU», justifica Sarvandí, quien añade que la durísima ley del «ojo por ojo, diente por diente» calmará «parte del dolor» que su familia ha sufrido.

Este hombre, en manos de cuyos familiares está la vida de Yabarí, asegura que hace seis meses «le dieron la oportunidad de contar la verdad, reconocer su crimen, explicar por qué le mató y ser perdonada, pero decidió no usarla. Ahora ya no la vamos a perdonar».

Diversas organizaciones resaltan la falta de garantías y cuestiones no aclaradas en el juicio, entre ellas el hallazgo en el lugar de los hechos (un apartamento en el que según la joven el doctor la convocó para encargarle que lo redecorase) de un vaso con sedantes comprados por el médico horas antes.

Sarvandí niega que se tratase de sedantes (asegura que era un medicamento de su tía, propietaria del apartamento), rechaza que un hombre pueda llevar a una joven a un edificio tan poblado con intenciones de violarla y cree firmemente que el cuchillo y un mensaje de Yabarí enviado a un amigo la noche antes muestran que se trató de «un crimen organizado y premeditado».

Preguntado sobre si algún miembro de su familia aceptará la habitual invitación a empujar la silla bajo los pies de Yabarí cuando esta tenga la soga alrededor del cuello, asegura que todavía «no han pensado en esos detalles».

Pese a la probable inminencia de la ejecución -la semana pasada la presa fue trasladada a otra prisión para ser ahorcada, pero fue devuelta después de que las autoridades ordenasen una suspensión de diez días que finaliza hoy- su familia aún mantiene la esperanza de que algo cambie en el último minuto.

«Miles de veces en estos siete años hemos ido a la casa de los Sarvandí para rogar que la perdonen, pero hemos chocado siempre con una puerta cerrada», lamenta la actriz iraní y madre de Yavarí, Shole Pakravan, que sin embargo mantiene la esperanza de que funcione la presión internacional para evitar el ahorcamiento.

«Lo único que quiero en este momento es que Reihané vuelva a casa. Que Dios me devuelva a mi hija», dice a Efe, antes de denunciar que el juicio no fue justo.

Si finalmente la cuelgan, Pakravan pide estar presente acompañando a su hija en sus últimos minutos.

Su abogada, Parisa Ganbarí, explicó a Efe que los tribunales «todavía no han recibido el expediente de ejecución de la pena», trámite que debe realizarse al menos una semana antes de la ejecución, por lo que esta no podrá cumplirse en la próximos siete días.

El jefe del poder judicial en Teherán, Gholamhosein Esmaili, aseguró esta semana que el retraso se debe a que se ha querido dar tiempo para que haya «negociaciones» con la familia de la víctima.

«Hay esfuerzos para conseguir el perdón de la familia y esperamos que se consiga. Si consienten, entonces la sentencia tomará otra forma (prisión), pero si no, entonces se ejecutará», señaló. EFE

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