Verdún

Alberto Molina

Alberto Molina
Quito, Ecuador

La causa inmediata del origen de la I Guerra Mundial (IGM) fue el inicio de las hostilidades entre el Imperio Austro-Húngaro y Serbia por el asesinato del archiduque Francisco Fernando de Habsburgo, heredero del trono austro-húngaro, cometido en Sarajevo el 28 de junio de 1914. Este enfrentamiento, inicialmente localizado, fue escalando hasta envolver a toda Europa. Finalmente, pasó a ser una guerra mundial en la que participaron 32 naciones. Veintiocho de ellas, denominadas aliadas o potencias asociadas y entre las que se encontraban el Reino Unido, Francia, Rusia, Italia y Estados Unidos, lucharon contra la coalición de los llamados Imperios Centrales, integrada por Alemania, Austria-Hungría, Imperio Otomano y Bulgaria.

Entre las batallas que se dieron a los largo de cuatro años que duró la IGM, la Batalla de Verdún, al noreste de Francia, fue la más larga y la segunda más sangrienta tras la Batalla del Somme, en ella se enfrentaron los ejércitos francés y alemán. La ofensiva comenzó el 21 de febrero de 1916 con el empleo de la artillería, nunca visto hasta entonces. El número de granadas de artillería utilizadas en los 10 meses que duró la batalla de Verdún superó los 37 millones, 21 millones lanzados por los alemanes y 16 por los franceses, en un frente de 30 Km. Esta batalla concluyó el 19 de diciembre de 1916.

Se dice que ningún día, de los más de 1.500 que duró la IGM, dejaron de escucharse explosiones en las decenas de kilómetros del frente bélico de Verdún, en la conocida como “guerra de desgaste” o “guerra de “trincheras”. El resultado de la batalla fue un cuarto de millón de muertos y alrededor de medio millón de heridos, entre ambos bandos.

Visitar Verdún es realmente conmovedor, han pasado 98 años desde que ocurrió esta sangrienta batalla, y 100 del inicio de la Gran Guerra; en el recorrido de este escenario se distinguen aún los vestigios de la batalla, con pequeños obeliscos y placas recordatorias de los heroícos y sangrientos enfrentamientos, pero lo más impactante es El Osario de Douaumont que contiene los restos de más de 130 mil soldados alemanes y franceses que se enfrentaron y que ahora reposan juntos eternamente.

Este lugar es de peregrinación permanente, especialmente de jóvenes estudiantes franceses que dejan mensajes invocando a la paz y sobre todo rinden homenaje a la memoraria de los heroícos soldados franceses que defendieron su patria.

Lo triste, en nuestro país, es que a los soldados que se inmolaron por la patria en la llamada “Guerra del 41”, nadie los recuerda, y aquellos que entregaron su vida heroícamente, recién en 1995, en la “Guerra del Cenepa”, son un pálido recuerdo; incluso el monumento erigido en su memoria fue destruido; ahora, en ese sitio está próximo a inaugurarse el imponente edificio de UNASUR, con el nombre de Néctor Kirchner. ¿Qué tal?

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