Israel derriba casa del terrorista palestino que provocó muerte de ecuatoriana

Familiares del palestino Abdelrahman Shaludi, que asesinó a dos israelíes en un ataque con un coche el pasado mes de octubre, inspeccionan los daños registrados en la vivienda de su familia en el barrio de Silwan, Jerusalén Este, hoy, miércoles 19 de noviembre de 2014. EFE/Atef Safadi

JERUSALÉN (AP) — Fuerzas israelíes demolieron una vivienda en Jerusalén este que pertenecía a un palestino responsable de un ataque mortal en octubre, justo horas después de que el primer ministro del país, Benjamin Netanyahu, prometiese medidas estrictas para lidiar con la creciente oleada de violencia en la zona.

El derribo en el vecindario de Silwan tuvo como objetivo una propiedad de Abdel Rahman al-Shaludi, el palestino que mató a dos personas en octubre cuando condujo su coche contra un abarrotado andén del tranvía en Jerusalén. Entre los muertos se encontraba la ecuatoriana Karen Mosquera.

En las últimas semanas, un total de 11 israelíes han muerto a consecuencia de ataques palestinos — la mayoría, nueve, en Jerusalén, una en Tel Aviv y otra en Cisjordania.

Entre las víctimas hay cuatro fieles judíos y un policía israelí que fallecieron después de que dos primos palestinos, armados con cuchillos de carnicero, armas blancas y una pistola, atacasen una sinagoga en el barrio de Har Nof, en el oeste de Jerusalén. Las fuerzas de seguridad israelíes mataron después a los dos asaltantes en una balacera.

El ataque fue el más mortal en Jerusalén desde 2008 e intensificó las ya de por sí elevadas tensiones tras semanas de violencia religiosa.

En respuesta a los ataques del martes, Netanyahu dijo que había ordenado a las fuerzas de seguridad atacar con contundencia a los palestinos implicados en la violencia contra los israelíes, y retomó la política de demoliciones de viviendas, una táctica de castigo que generó gran controversia en el pasado.

Sentada entre los escombros de su destruida casa familiar, la abuela de al-Shaludi dijo que estaba orgullosa.

«Nadie debería sentir pena por nosotros, por nuestra casa derribada», dijo negándose a dar su nombre por temor a represalias.

Mientras, los fieles judíos volvieron el miércoles al escenario del último ataque, la sinagoga Kehilat Bnai Torah, buscando consuelo en la oración. Uno de ellos, Gavriel Cohen, dijo el miércoles que el incidente mostró «que nuestro futuro en este mundo depende de Dios».

Los cuatro miembros de la congregación fallecidos en el ataque inmigraron a Israel procedentes de países de habla inglesa — tres de Estados Unidos y uno de Gran Bretaña.

En las últimas semanas, Jerusalén ha visto su peor ola de violencia continuada desde un levantamiento palestino hace una década. En el ataque perpetrado por Al-Shaludi murieron un bebé de tres meses y una mujer de 22 años después de que estrellase su coche contra la parada del tranvía. Falleció después por disparos de la policía.

Gran parte de la reciente violencia procede de las tensiones por un disputado sitio sagrado en la Ciudad Vieja de Jerusalén. Es venerado por los judíos, que lo denominan Monte Templo, por ser el lugar donde se levantaban los antiguos templos hebreos. Para los musulmanes, para quienes es la Explanada de las Mezquitas, es sagrado por acoger la mezquita Al-Aqsa y la icónica Cúpula de la Roca dorada.

Los palestinos se han enfadado por el aumento de las visitas israelíes al lugar, algo que ven como una provocación.

Las demoliciones por represalia eran una táctica empleada con frecuencia por las fuerzas de seguridad israelíes antes de que los responsables de defensa decidiesen suspenderla en 2005 tras decidir que no era una medida disuasoria efectiva contra los ataques.

Desde entonces se han empleado ocasionalmente — tres veces en Jerusalén este en 2009, y otras tres durante el verano boreal en respuesta al asesinato de un policía y tres adolescentes israelíes.

Más relacionadas