Israel en alerta tras un ataque en Siria de «incierto beneficio»

Jerusalén, 21 ene (EFE).- Israel se prepara para afrontar una eventual venganza de Hizbulá y, puede que también de Irán, por un mortífero ataque el domingo en el Golán sirio cuya conveniencia es cuestionada cada vez más por la opinión pública israelí.

Fuentes militares y civiles confirmaron hoy a Efe que en el norte del país se registra un mayor movimiento de tropas por carreteras de la Galilea Superior, y que los refugios han sido abiertos y habilitados en las comunidades y pueblos fronterizos con El Líbano.

«No hemos recibido más instrucciones que las de abrir y tener listos los refugios (antiaéreos), pero en las carreteras se ven muchos vehículos militares», dijo Angie Colorado, una colombiana-israelí que reside en el kibutz Matzuva, a unos 2.600 metros de la frontera libanesa.

Un militar israelí en la zona explicó que principalmente se han adoptado «medidas de precaución» para una posible escalada, tras las muertes el domingo de seis milicianos de Hizbulá y de un comandante de los Guardianes de la Revolución iraní, Mohamad Alí Alahdadí, en un ataque a un convoy en la parte controlada por siria de los Altos del Golán.

El bombardeo, que Israel no se ha atribuido oficialmente y en el que murió Yihad Mugniyeh -hijo del ex jefe del brazo armado de Hizbulá, Imad, asesinado en Damasco en un atentado hace seis años-, ha generado sonadas amenazas por parte de la milicia chií libanesa y de Irán.

«Los sionistas deben esperar rayos destructivos (…) es un nuevo punto de partida para desmantelar al régimen sionista», dijo desde Teherán el general Mohamed Ali Jafari, jefe de la Guardia Revolucionaria iraní.

Hizbulá, con la que Israel se enfrentó por última vez en el campo de batalla en 2006, dijo que se reserva el derecho de «respuesta» y su secretario general, Hasán Nasrala, recordó que el grupo tiene más y precisos cohetes.

Ante las amenazas, el Ejército israelí ha movilizado tanques en la frontera, ha desplegado todas sus baterías anti-misiles «Cúpula de Hierro» -parte de ellas en el norte del país-, e intensificado los vuelos de reconocimiento en el sur del Líbano.

El martes también se cerraron dos tramos particularmente sensibles de una carretera que conecta el oeste y el este del país a través de la Galilea Superior por su proximidad a la frontera libanesa, y los agricultores de la zona han recibido órdenes de mantenerse alejados de los campos limítrofes.

«Los escenarios que se tienen en cuenta van desde el masivo lanzamiento de cohetes hasta una incursión de milicianos siguiendo el patrón de Hamás en la última guerra de Gaza», destacó el militar bajo el anonimato.

Los servicios de inteligencia israelíes advirtieron el año pasado de la posibilidad de que Hizbulá haya cavado bajo la frontera entre Líbano e Israel túneles que, en caso de guerra, podría utilizar para secuestrar a israelíes o realizar un atentado «estratégico» dentro del país.

«No tenemos miedo pero debemos estar preparados para cualquier eventualidad», afirmó el primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, tras una reunión ayer con altos mandos para evaluar la situación.

Entretanto, los medios de comunicación y la oposición se preguntan si el ataque contra Hizbulá el domingo mereció la pena.

La polémica viene marcada por la circunstancia de que muriera un alto mando del país que Israel considera su más acérrimo enemigo, Irán, y por la proximidad de las elecciones generales, que se celebrarán el 17 de marzo.

Amos Harel, comentarista militar del diario «Haaretz», se pregunta hoy si el blanco del ataque era el joven oficial Mugniyeh y si la Inteligencia israelí conocía que en el convoy viajaba un general iraní.

Partiendo de la base de que la muerte del mando iraní podría tratarse de un error, algunos comentaristas locales se cuestionan en ese sentido «si el rédito de eliminar a Mugniyeh justifica el riesgo de una escalada de violencia».

Según las valoraciones del Ejército y las recomendaciones de extremar la precaución impartidas por el Gobierno israelí a sus legaciones en el extranjero, la represalia podría producirse en cualquier parte del mundo o contra alguna instalación de gas natural israelí en alta mar.

En línea con algunos políticos de oposición y analistas, en el kibutz Matzuva los jóvenes parecen tener su propia respuesta a estas incógnitas y están convencidos de que el verdadero objetivo del bombardeo fue «hacer campaña».

«Es muy curioso que sólo un día antes, bromeáramos en el kibutz con que Netanyhau haría algo para impulsar la campaña del Likud y que la forma más fácil de empezar un conflicto era cargarse a alguien que no debería», señala Colorado trazando una similitud con precedentes ocurridos antes de unos comicios. EFE

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