El alza seltzer se volvió esotérico (1) :

Cristian López Talavera

Hacia una poética de la (contra) dicción

Cristian López Talavera
Quito, Ecuador

Realizar una lectura de la poética de los años 80 contrae diversas tipologías asociadas al canon latinoamericano, por eso la necesidad de registrar voces abducidas se hace imperante en ese camino de reafirmar la dimensionalidad de la creación artística, su hibridación hacia un discurso no convencional, ambiguo, que intente dialogar con otros modos de hacer literatura.

Los años 80 para Latinoamérica ejerció una suerte de cambio en el quehacer artístico: la creación literaria se puso en crisis, más allá del esteticismo o de la imagen sublime que intentaba generar el modernismo, se instauró una ruptura de modelos. En el caso ecuatoriano, el taller de Miguel Donoso, de la Casa de la Cultura, fue el lugar donde los géneros, llamados convencionales, perdieron estabilidad y se reprodujeron en una poética de la contra-dicción.

Pero esta poética de la contra-dicción deriva de lo que, en ese momento histórico, estaba naciendo el antipoema, esa lírica deconstructiva en la que Nicanor Parra fuera su fundador, antipoesía que Adolfo Vásquez Rocca (2012), denominaría como “uno de los más claros ejemplos de los procesos de hibridación en la literatura” (2) , poesía que intentaba transgredir el lenguaje formal, las normas condicionadas al hacer poesía. La antipoesía nace como un poema “moderno”, fragmentado, en ella, el humor/parodia, la lógica (si se lo puede llamar así) del urbanismo, la política, el monólogo, la teatralidad son parte consustancial.

Y esta forma de hacer poesía se interna en Ecuador, Francisco Torres Dávila (3), en su poemario «El Alka Seltzer se volvió esotérico», despliega un tormentoso trabajo hacia una poética de la parodia a la poética formalista. Torres Dávila vivió ese país que estaba siendo comidilla de indias por las comisuras del poder, él, como el poema de Rafael Larrea “El que nació piedra/ que calle/ resbale y se pierda/ pero el que nació pájaro/ que escoja su canto/ y cante”, fue pájaro libre; si bien su nombre no es de lectura obligatoria en la poética ecuatoriana, su valor literario va más allá del reconocimiento porque es en su silencio donde él ha encendido la mecha del poema victorioso.

Torres Dávila, un poeta inconformista, (re)hace un discurso libertario, no institucional; (re)abre un diálogo con la sabiduría popular, instaura el metapoema, porque en su El Alka Seltzer se volvió esotérico, se (re)apropia del lenguaje, a este re apropiamiento, Nicanor Parra denominaría “Artefactos poéticos”, la palabra no recrea una imagen, el poema en sí es imagen, leemos el poema Aviso:

busco bala
desaparecida a eso de las seis de la tarde de ayer
color plomo
lleva en su parte posterior tatuada una sirena
a un costado tiene las iniciales s w
sus compañeras están muy preocupadas
ya que es novata en estas lides

favor comunicarse con revólver Smith & wesson/
calibre 38

No existe silencio en Torres Dávila, todo en él es antipoema, la ciudad no es la misma, la ciudad grita. En su tesina, Nadja Kornhill rescata una definición de Osvaldo Ulloa Sánchez acerca del Antipoema, denominándolo como “…una poesía que expresa las vivencias del hombre masa, o el hombre de la clase media en un sistema capitalista” , el uso del poema como desacralización de lo divino.

A más de eso, Torres Dávila hace uso del parafraseo. De alguna frase literaria lo parodia: “… si el crimen es de más de 30 personas/ tendrá que invitar al presidente/ a sus ministros/ al obispo/ vendrán periodistas/ estrellas de cine/ deudos/ curiosos/ etc…”, aquí el contradiscurso lírico “la perspectiva problematizadora” (Vásquez).

¿Por qué la necesidad de reapropiarse en lo ilegítimo del lenguaje? Simplemente para de-construir la realidad, y de paso, al poetita de mierda (Raúl Arias), ese de premios y reconocimientos, el vate de béisbol que quiere escribir para el exterior porque el lector ecuatoriano no le interesa, y dice en el poema Problema Vesperal: “…poeta/ no te desesperes/ el papel en blanco es una prueba de talento/ escucha a tu musa/ esa mezcla de abeja y soneto/ que te dice/ estás cansado/ triste/ sin poema/ tienes que volver con mamá.”

Laborioso el trabajo poético de Francisco Torres Dávila. Laborioso en ese trabajo de construir poemas con un lenguaje cotidiano. Si, laborioso en su lucha a desmitificar al poeta, ese que vive en Parnaso. Por eso, se hace necesario conocer su obra, que este sea su inicio.

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(1) TORRES DÁVILA, Francisco: “El Alka Seltzer se volvió esotérico”. Editorial Casa de la Cultura, febrero, 1987. Quito-Ecuador.

(2) VÁSQUEZ ROCCA, Adolfo: Nicanor Parra: Antipoesía, Parodias y Lenguaje Híbridos. Nómadas. Revista Crítica de Ciencias Sociales y Jurídicas. España.

(3) Francisco Torres Dávila (Quito, 1958). En 1981, publica “Agujero y Víspera”. Ha sido incluido en las Antologías de Poesía: Colectivo, 1981; y Posta Poética, 1984.

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