Presidente alemán homenajea a los soviéticos caídos contra el nazismo

El presidente alemán, Joachim Gauck, rindió hoy homenaje a los millones de soldados soviéticos caídos en la II Guerra Mundial, fuera en el frente o como presos de guerra del nazismo, al tiempo que recordó el papel fundamental del Ejército Rojo en la derrota del Tercer Reich.

«Millones de soldados del Ejército Rojo murieron en cautividad, bajo las condiciones inhumanas a que eran sometidos, de enfermedad, de hambre o simplemente asesinados», dijo Gauck en un acto en el castillo de Holte-Stukenbrock (oeste del país), donde yacen decenas de miles de soldados soviéticos.

El presidente inauguró ahí un monumento a los soldados caídos, a punto de celebrarse el 70 aniversario de la capitulación del Tercer Reich, firmada la noche del 8 al 9 de mayo de 1945 en Karlshorst, en las afueras de Berlín, diez días después del suicidio de Adolf Hitler.

En Holte-Stukenbrock instalaron los nazis en 1941 uno de sus campamentos para prisioneros de guerra soviéticos y, hasta el final de la guerra, se estima estuvieron ahí internados unos 310.000 miembros del Ejército Rojo.

Se trata de un capítulo de la historia del nazismo hasta ahora poco estudiado, ya que apenas se han identificado a unos 10.000 de los soldados ahí enterrados, menos de un tercio del total estimado.

Tampoco hay cifras claras acerca del número global de miembros del Ejército Rojo muertos en la lucha contra el nazismo, aunque se calcula que fueron entre tres y cinco millones.

Gauck calificó esas muertes, como las condiciones en que se recluyó a los presos de guerra, como «uno de los grandes crímenes de la Segunda Guerra Mundial».

Recordó, asimismo, que la mitad de los 5,7 millones de soldados rusos, ucranianos o bielorrusos, entre otros, que cayeron presos murieron por las condiciones infrahumanas a que eran sometidos o directamente asesinados, cuando dejaron de ser aptos para ser utilizados como trabajadores forzosos.

Gauck diferenció la guerra desplegada por los nazis contra los aliados occidentales de la que llevó a cabo en el este y dijo que, en ese caso, le guió un propósito de «exterminio» del enemigo comparable al desarrollado frente a los judíos, homosexuales, gitanos y colectivos calificados de «seres inferiores».

El presidente agradeció la contribución del Ejército Rojo a la liberación de Alemania, en un acto al que asistió un grupo de supervivientes y familiares de las víctimas de esos soldados.

Su discurso tuvo un carácter de conciliación incluso personal, ya que el propio Gauck está entre los alemanes cuyas familias no vivieron la entrada del ejército soviético como una liberación.

Nacido en Rostock (noreste del país), el actual presidente tenía cinco años cuando terminó la guerra y su padre, que había combatido en el ejército nazi, cayó preso tras la capitulación y pasó cuatro años internado en un gulag soviético.

Pese a ello, el presidente aludió repetidamente en su discurso a los crímenes de la Wehrmacht y destacó la responsabilidad de la Alemania de hoy respecto a lo ocurrido durante el nazismo.

Al discurso de hoy seguirá, el viernes, un acto de Estado en el Parlamento federal (Bundestag), coincidiendo con el aniversario de la firma de la Capitulación incondicional del Tercer Reich.

La canciller Angela Merkel no asistirá al desfile militar del día siguiente en Moscú, en medio de las tensiones actuales entre Alemania y Rusia por el conflicto con Ucrania.

Sí estará, sin embargo, en una ofrenda floral programada para el día siguiente en el monumento al soldado desconocido en la capital rusa, acompañada del presidente Vladímir Putin, con quien está previsto comparezca luego ante los medios. EFE

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