Visa para un sueño

Gonzalo Antonio Zurita
Guayaquil, Ecuador

La adopción del dólar estadounidense evitó que el país cayera en una espiral hiperinflacionaria fundamentada en la falta de credibilidad del Gobierno y la consecuente desconfianza en la moneda nacional. Las monedas no son ni buenas ni malas, son apenas instrumentos de circulación monetaria. El verdadero problema no era el sucre, era el Gobierno.

Pareciera utópico pero los promotores de la desdolarización anhelan el retorno a una moneda nacional presagiando una competitividad producto de su eventual devaluación. Sea fuerte o débil en su creación, la moneda tendería a debilitarse en la práctica, sea producto de su devaluación oficial o por su limitado uso.

La desdolarización no implica necesariamente dejar de usar el dólar estadounidense como especie circulante. El uso de dinero virtual sin respaldo constituiría de hecho una forma de desdolarización. Pero si es justamente la debilidad lo que nos tornaría más competitivos, ¿por qué no buscar la desdolarización de una vez? El voraz apetito por un gasto público excesivo solo marcaría un sendero de inflación galopante y apremiante debilidad económica.

Las políticas económicas efectivas, cualquiera que sea la moneda, van de la mano de la credibilidad gubernamental, cualquiera que sea su tendencia. Nuevamente el problema no es el dólar, pero si usted cree en su Gobierno, apueste entonces por la desdolarización, pero tampoco se olvide de buscar visa para su sueño.

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