La Organización Mundial de la Salud (OMS) considera posible acabar con la epidemia de ébola en África occidental antes de finales de año, pero para ello no sólo tiene que continuar el trabajo minucioso e intenso de detectar y aislar cada caso sino, sobre todo, no se deben tener expectativas irreales.
«El mayor riesgo es mostrar una euforia irracional o unas expectativas irreales», afirmó en rueda de prensa Bruce Aylward, máximo responsable de la respuesta a la epidemia de ébola de la OMS.
La realidad sobre el terreno demuestra que el trabajo que se ha hecho en los últimos 18 meses ha dado resultado, pero la imagen tiene claroscuros, dado que, si bien se ha avanzado mucho, aún se está lejos de poder afirmar que se logrará a corto plazo el ansiado objetivo de tener «cero casos».
Por primera vez, la semana pasada sólo se detectaron dos casos en los tres países infectados: uno en Guinea Conakry y otro en Sierra Leona, y ninguno en Liberia.
Sin embargo, a día de hoy, martes, cuando aún faltan cinco días para concluir esta semana, ya han surgido dos infectados más entre enfermos no ligados a ninguna cadena de transmisión conocida.
Eso significa que hay enfermos que no están bajo control, cuyos casos se desconocen y que continúan infectando, por lo que es muy probable que aparezcan nuevos casos en las próximas tres semanas.
Actualmente, hay 1.900 personas que están aisladas y en cuarentena por ser contactos de un infectado.
Por otra parte, por primera vez, la semana pasada no murió ningún enfermo en la comunidad, y solo hubo fallecimiento entre personas aisladas en centros de tratamiento.
De hecho, estadísticamente, la posibilidad de infectar a una tercera persona si el paciente muere en casa es de un 50 por ciento, mientras que si lo hace en un centro de tratamiento el índice baja al 20 por ciento.
«Dos casos no son cero y no van a ser cero en las próximas semanas. ‘Cero casos’ es un objetivo posible pero que está expuesto a muchas incógnitas, como la lluvia, la colaboración de la comunidad, el control de los infectados, de que sigamos obteniendo dinero y apoyo, etc.», aseveró Aylward.
África occidental sufre durante el verano boreal uno de los índices pluviométricos más altos del mundo, unas tormentas torrenciales que hacen muy difíciles los desplazamientos y por lo tanto el control.
Cabe recordar que durante agosto de 2014 los casos se multiplicaron exponencialmente.
El experto, que también es director general adjunto de la OMS, asumió que todavía no se cuenta totalmente con el apoyo de la comunidad, en el sentido de que no todo el mundo informa de su estado, huye e infecta a otros.
«Hay mucha gente aún con miedo, que saben que van a morir y quieren hacerlo en su tierra con su gente», manifestó.
Agregó que, no obstante, «el apoyo de la comunicado ha mejorado de forma muy importante y los sobrevivientes han jugado un papel esencial».
Precisamente, se cree que el virus todavía activo en el cuerpo de un sobreviviente, seguramente en su semen, fue el origen de la reaparición hace pocas semanas del virus del Ébola en Liberia, que fue declarada el 9 de mayo «país libre de transmisión».
Por otra parte, consultado sobre el anuncio de que una de las vacunas contra el ébola -cuyos derechos de distribución ostenta la farmacéutica Merk- ha dado resultados muy esperanzadores, Aylward se congratuló, pero dijo que esto no modificará la situación sobre el terreno.
«La vacuna está pensada para proteger a los contactos de los enfermos, pero para proteger a estos contactos hay que conocer cuál es el infectado inicial, con lo que el proceso es exactamente el mismo», explicó.
Es por ello que el experto pidió paciencia, no bajar la guardia y seguir creyendo que es posible acabar con el mortal virus, pero sin ninguna expectativa a corto plazo.
«Detener la transmisión del virus este año es un objetivo realista, pero nadie debería poner una fecha, porque aún hay muchísimos retos de aquí a allí», concluyó.
El primer caso de ébola surgió en Guinea Conakry en diciembre de 2013, en marzo de 2014 se supo del brote, y rápidamente se tuvo constancia de que el virus se había expandido a los países vecinos, Liberia y Sierra Leona.
En un año y medio, la epidemia ha causado 27.787 infectados, de las cuales 11.294 han muerto. EFE (I)