El presidente de Ecuador, Rafael Correa, vaticinó hoy un «fracaso» de la huelga obrera convocada para mañana contra su Gobierno, así como del «levantamiento indígena», colectivo que también le exige rectificaciones.
El mandatario, en una rueda de prensa en el aeropuerto de Quito, adonde llegó esta noche desde Paramaribo, tras participar en los actos de investidura de su colega de Surinam, Desi Bouterse, llamó a los ecuatorianos a «trabajar con mucho más amor por la Patria», durante la jornada de paralización convocada por los sindicatos.
El Frente Unitario de Trabajadores (FUT) convocó a un «paro nacional» contra el Gobierno, medida que se une al «levantamiento indígena» de la Confederación de Nacionalidades Indígenas del Ecuador(Conaie).
Además, la organización indígena efectuó, desde el pasado 2 de agosto, una marcha que inició en el sureste del país y que tras recorrer más de 700 kilómetros en once días, llegó esta tarde a Quito, donde permanecerán hasta que el Gobierno dé respuestas a sus demandas, según han afirmado varios dirigentes.
«El paro va a ser un fracaso», aseguró Correa en la rueda de prensa y dijo que también lo ha sido la «marcha indígena», a la que calificó de «caravana motorizada», porque varios trayectos del recorrido lo hicieron en vehículos.
«Mañana será un gran desafío» para el Gobierno y para el país, porque los opositores «van a tratar de generar violencia. Esos son los riesgos, porque no tienen alternativa, porque no tienen apoyo popular», aseguró Correa.
El mandatario también dijo no comprender por qué los sindicatos y grupos indígenas protestan contra su Gobierno, ya que, según él, han sido beneficiados por su Administración, aunque aceptó que la burguesía sí tiene argumentos para manifestarse, por los impuestos que ha creado contra los sectores más ricos del país, para aupar una política de redistribución de la riqueza.
Este jueves será «un día de dura prueba, pero de oportunidades» para el país, porque el resultado podría dejar atrás «esas prácticas del pasado» que «nunca construyen nada, solo destruyen».
Las protestas de sindicatos e indígenas, según el oficialismo, son aprovechadas por grupos de oposición de derechas para intentar desestabilizar al Gobierno.
«Quieren crear caos, quieren desestabilizar» y de paso «destruir lo que hemos construido. No lo vamos a permitir», afirmó Correa que también criticó las amenazas de ciertos dirigentes indígenas y sindicales sobre el posible cierre de carreteras.
Por eso llamó a la población a trabajar «con más amor que nunca por la Patria nueva» y a no tolerar que se corten las vías.
Añadió que el oficialismo también se movilizará para defender al Gobierno y dijo que grupos de simpatizantes del régimen se concentrarán en la Plaza de la Independencia, frente al palacio presidencial.
Correa advirtió de que los opositores podrían intentar llegar a ese sitio, así como a la Asamblea Nacional (Parlamento), donde también se concentrará el oficialismo.
El mandatario fue claro al señalar que la orden que ha dado a la Policía es «evitar la violencia», pero remarcó que tampoco permitirá que los manifestantes ataquen a los agentes.
«La orden es evitar la violencia, pero tampoco dejarse apalear», porque ello es un delito y los agresores deberían ser detenidos, agregó. EFE [I]