Jia Zhang-Ke: Para cambiar la censura en China debemos rodar lo que queremos

Jia Zhang-Ke en el Festival del film Locarno 2010

El realizador chino Jia Zhang-Ke asegura que para acabar con el «problema histórico» de la censura en su país es preciso que los cineastas sigan rodando las películas que desean hacer.

Sus filmes no han corrido todos la misma suerte. «Un toque de violencia», por ejemplo, con el que ganó el premio al mejor guion en Cannes en 2013, sigue sin poder estrenarse en China, lo que no ocurrirá con su último trabajo, «Mountains May Depart», que llegará a las salas el 30 de octubre.

Esta película, que compitió por la Palma de Oro en Cannes, se presenta ahora en la sección Perlas del Festival de Cine de San Sebastián, donde se reúne lo mejor que ha pasado a lo largo del año por otros certámenes internacionales.

Jia Zhang-Ke, autor también de «Naturaleza muerta», León de Oro en Venecia en 2006, asegura en una entrevista con EFE que, pese a la censura, quienes están verdaderamente interesados en sus filmes logran verlos, ya sea cuando viajan a lugares como Taiwán y Hong Kong o comprándolos a través de internet.

«Mountains May Depart» es un melodrama que recorre 26 años -de 1999 a 2025- en la vida de una mujer y dos amigos que están enamorados de ella, un tema menos espinoso que puede haber hecho más fácil salvar el filtro de los censores.

«En el caso de ‘Un toque de violencia’, la opinión de la organización que hace la censura es que, a través de la película, las personas pueden aprender a utilizar la violencia para solucionar sus problemas. Yo creo que se pueden discutir públicamente los casos de violencia que se producen en mi país, incluso lo que hay detrás de ellos», resalta.

El director chino insiste en que, no obstante, a los directores esta situación «no les frena» para seguir trabajando en los proyectos que ellos desean.

«Aunque si no se permite proyectar una película, se está haciendo mucho daño al director», apostilla, que comenta que a veces el realizador puede llegar a tener una «discusión fuerte» con el organismo censor.

Su nueva cinta habla sobre todo de sentimientos, pero queda patente que el dinero es un valor supremo en la China actual.

«El dinero se ha convertido en una idea-religión que está por encima de todo. La economía y el consumismo están afectando a los sentimientos», asegura el realizador.

Y añade que las nuevas tecnologías «están cambiando también las relaciones personales».

«Hacen que tengamos menos tiempo, que cuando nos encontramos con otras personas estemos más acelerados», señala el cineasta, que pone como ejemplo una escena habitual en su país -¿solo?- de amigos que se reúnen en un restaurante y cuando llega la comida comienzan a hacer fotos a los platos con el móvil que inmediatamente empiezan a subir a las redes sociales. «Al final, no hablan entre ellos», resalta.

Él ambiciona «libertad e igualdad» para sus conciudadanos y afirma que le da «igual» que ocurra dentro de un sistema comunista o capitalista con tal de que sea así.

«Si les puedes dar eso a las personas ya me vale. Hay gente que pensará que lo más importante es la libertad y otros que darán más importancia a la igualdad. Yo hablo de igualdad no en sentido material, de dinero, sino en la forma de tratar a la gente», precisa. EFE (I)

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