Dieterich decepcionado

Alberto Molina

Alberto Molina
Quito, Ecuador

Al sociólogo alemán Heinz Dieterich, profesor de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM) de México, ideólogo y consejero de cabecera del fallecido presidente venezolano, Hugo Chávez, desde el inicio del mandato, se le atribuye la paternidad del llamado «socialismo del siglo XXI», que ideó para el proyecto político de Chávez. El profesor alemán ha declarado que Venezuela vive una tragicomedia bajo el gobierno de Nicolás Maduro y cree que está poniendo «en peligro» el legado chavista y ve con preocupación el rumbo «caótico» de Venezuela.

Dieterich, firme defensor del chavismo durante años, se distanció del proceso en 2007, coincidiendo con la destitución del ministro de Defensa de aquel entonces, General Raúl Isaías Baduel, ex compañero de armas de Chávez, quien lideró la operación «Restitución de la Dignidad Nacional», con la que Chávez regresó al poder tras el golpe de Estado del 14 de abril de 2002.

El General Baduel tras dejar el ministerio de Defensa, terminó convirtiéndose en uno de sus más prominentes críticos y referente opositor del chavismo. Sus compañeros, incondicionales al chavismo, lo tildaron de “traidor”; en 2008 se inició un proceso en su contra y terminó siendo detenido y condenado a siete años y once meses de prisión por «delitos contra el decoro militar, sustracción de fondos y abuso de autoridad». El 12 de agosto de 2015, tras haber permanecido recluido más de seis años, recobró la libertad, pero condicional.

Dieterich, amigo del General Baduel, asegura que sus críticas parten de una angustia de ver cómo Maduro «pone en peligro que se pierda todo lo construido» por Chávez por «su falta de capacidad de liderazgo y la absoluta mediocridad de su equipo». «Esa izquierda se ha quedado sin un paradigma de orientación, no tiene un rumbo estratégico».

El alemán, aún cree que Chavéz hubiera sido capaz de aplicar en Venezuela su concepto de «socialismo del siglo XXI», que establece una supuesta democracia participativa y una economía no basada en el mercado, pero reconoce que «nada de esto se hizo en Venezuela ni en ninguna parte del mundo» y que, de hecho, el esquema económico y político de Chávez ya estaba «estructuralmente agotado» desde 2010. Afirma que «Maduro no está a la altura de las necesidades que exige el cambio del modelo en estos tiempos» y que sufre de falta de «trasfondo cultural» y se equivoca tratando de «vestir con la ropa de Chávez».

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